Jesús Mariñas: nos colamos en su álbum de fotos más personal

El pasado octubre conocíamos la noticia del que el incombustible periodista Jesús Mariñas padecía cáncer de vejiga. Desde entonces, vive lejos de esas cámaras y esos focos a los que tan cerca se ha sentido toda su vida, recuperándose de una enfermedad de la que está convencido de que va a salir. 

Solo unos meses antes, el gallego había publicado sus memorias, tituladas 'Jesús por Mariñas' y escritas mano a mano junto al periodista Pedro Narváez. El libro es una gran recopilación de las grandes anécdotas de su vida, contadas por él mismo, con su habitual lenguaje mordaz. 

Las memorias de Jesús Mariñas no solo se limitan a contar historias: también están acompañadas de su álbum de fotos más personal. El periodista ha decidido, a sus casi 80 años, abrirnos las puertas de su vida y hacernos partícipes de un montón de instantáneas en las que se aprecia cómo este cronista rosa se ha codeado desde hace décadas con la flor y nata de la sociedad... y sus experiencias con estos personajes no siempre han sido positivas.

De hecho, el periodista ha tenido que controlar mucho qué cuenta en su libro y cómo lo hace: "Pedro Narváez ha tenido que quitar cosas por consejo jurídico", decía en la presentación. 

La ¿inquebrantable? amistad entre Jesús Mariñas y Julio Iglesias

"Julio ha vendido una imagen de tío natural, espontáneo y sencillo y nada que ver con la triste realidad; como todo artista importante es narcisista y divo, se cree genial y único, no es una pose ni nada artificial. Cree que es un punto y aparte en la vida", declaraba Mariñas al diario La Vanguardia.

Y es que, aunque el periodista y el cantante empezaron siendo muy buenos amigos, su relación se rompió para siempre tras unas malas palabras de Mariñas hacia Carlos, hermano de Julio. "Le dije que un día tendría que elegir entre los dos, sabiendo que yo tenía las de perder", explicó al mismo medio. Tras su gran pelea, Jesús no dudó en airear datos poco conocidos de su examigo, como por ejemplo, que durante los años 70 dormía rodeado de fotos de Franco. 

Sus anécdotas junto a la familia más mediática del momento: los Jurado

Otra de las mediáticas familias que también han sido muy cercanas a Jesús Mariñas han sido los Jurado. Gran amigo de Rocío, el periodista se codeaba (por extensión) con quienes rodeaban a la diva: su hermano Amador, su cuñada Rosa Benito... ¿Reconoces a todos los que salen en esta foto?

Pero si algún miembro de este clan despierta recelo en el periodista, esa ha sido siempre Rocío Carrasco. La conoce desde que era una niña, y sus palabras hacia ella distan mucho de ser amables o conciliadoras: "Me parece de típica hija de papá: malcriada, caprichosa, insolente y desorientada, sin saber realmente cuál era su sitio en la vida", desvela Mariñas. 

Esa opinión no quita para que haya compartido momentos con ella y con el que entonces era su marido, Antonio David. 

Una amistad que empezó con mal pie... pero que terminó valiendo oro

Una de las grandes amigas de Jesús Mariñas fue Montserrat Caballé. El periodista consideraba a la soprano algo así como una "hermana", según sus propias palabras. Pero esto no siempre había sido así: la catalana se enfadó muchísimo al conocer al cronista porque este la había llamado "obesa". 

Desde su fallecimiento en 2018, Mariñas no ha cesado en su empeño de gritar a los cuatro vientos que ni Cataluña ni España la han despedido con todos los honores que ella se hubiese merecido. "Se la valoraba más en el extranjero", afirma.

Con Sara Montiel: ni contigo, ni sin ti

Otra de esas amistades llenas de altibajos que ha tenido Jesús Mariñas fue la de Sara Montiel. El periodista algunas veces daba la cara por la cupletera (como cuando se encargó de desmentir el bulo que decía que Sara tuvo una hija que le fue robada durante los años que vivió en Estados Unidos), y otras sacaba su afilada pluma para atacarla.

Y es precisamente esta actitud beligerante la que puede apreciarse en su libro, en la que no solo se despacha a gusto con la de 'Veracruz': también lo hace con sus hijos, Thais y Zeus. "Cuando murió Sara, Thais y Zeus mostraron una cruda indiferencia, cumplieron con el trámite de despedir a una estrella a la que al final pasearon por Madrid como si cantaran una nana a una niña. Hablé con ellos y noté cuántos kilómetros sentimentales les separaban, con qué indiferencia hablaban de un cadáver aún templado. Sus hijos optaron por vivir su vida sin mucho apego a la madre", puede leerse en sus memorias. 

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