Melanie Griffith celebra sus 67 años: una década tras su ruptura con Antonio Banderas y muy ilusionada con la boda de su hija Stella

Melanie Griffith cumple 67 años en un momento en plena armonía emocional y profesional. Tras su divorcio de Antonio Banderas hace más de una década, ambos han mantenido una amistad sólida, tanto que él la considera “probablemente mi mejor amiga”. Actualmente vive con serenidad en Los Ángeles, disfrutando de la compañía de su madre, Tippi Hedren, de 95 años, y rodeada del cariño de sus hijos Alexander, Dakota y Stella.

El acontecimiento más esperado en el horizonte familiar es la boda de su hija Stella, programada para octubre en España. Emocionadísima, Melanie compartió en redes sociales: “¡Os quiero mucho a los dos!… Él preguntó… De rodillas… ella dijo que sí. Stella y Alex están comprometidos para casarse… Amor verdadero, amor profundo”. En breve se convertirá en una orgullosa madre de la novia, plena y emocionada por ese momento tan especial.

Melanie Griffith ha adoptado un estilo de vida consciente, combinando bienestar físico y emocional. Parte de su secreto de belleza proviene de los consejos que recibió desde niña: “Mi madre siempre se cuidó impecablemente. Así aprendí a cuidar mi piel”. Sigue una rutina diaria con productos de alta gama como la línea Augustinus Bader que la mantienen luminosa y radiante. Además, su estilo moderno boho-chic continúa cautivando, demostrando que la elegancia no tiene edad.

La actriz ha enfrentado momentos difíciles, incluyendo adicciones y un diagnóstico de carcinoma de piel. En 2017 reveló que había convivido con epilepsia durante años, sin saberlo, y que su divorcio le había ayudado a controlarla mejor: no ha sufrido convulsiones desde entonces. También tomó decisiones estéticas para recuperar su expresión natural: “Por suerte, ahora mi cara ya parece normal”, admitió después de corregir rinoplastias excesivas.

Hoy, Melanie Griffith disfruta de una vida auténtica y equilibrada: alejada del ruido mediático, centrada en la familia y el cuidado personal, y con la mirada puesta en una boda que promete ser inolvidable.