Nuria Bermúdez reaparece tras 14 años y responde a Dani Güiza

Después de 14 años alejada de los focos, Nuria Bermúdez ha decidido volver a hablar. La exmodelo y exagente FIFA reapareció en televisión este sábado en Fiesta, de Telecinco, en un encuentro espontáneo con el periodista Kike Calleja. Con una actitud serena y firme, Nuria se mostró dispuesta a contar su versión de lo sucedido con Dani Güiza, su expareja y padre de su hijo, así como a referirse a las recientes declaraciones del futbolista y de su primogénito, Cristian.

En la conversación emitida, Nuria no dejó lugar a dudas: “Yo sé lo que pasó, yo sé lo que hubo. Es una pena no tener memoria, con 45 años es pronto todavía”. Un mensaje directo a Güiza, quien hace semanas aseguraba que lo peor que hizo en su vida fue entrar en el mundo del corazón. La modelo también recordó con ironía: “En 25 años que he estado en la prensa del corazón, 14 de los que llevo totalmente fuera de la prensa del corazón, yo jamás he vendido una exclusiva, y resulta que él vendió la boda y no fue conmigo. No sé, es un poquito llamativo.”

Además, fue clara sobre su relación actual con el futbolista: “No, no, ninguna”, aseguró al ser preguntada. Sobre su hijo en común, afirmó: “Este año mi hijo ha jugado en Sanlúcar de Barrameda y él no ha ido a verle. Por ejemplo. No sé qué problema podría tener.” Sus palabras contradicen la versión de Güiza, quien alegó que no veía a su hijo porque “no le dejan”.

Nuria también habló de su relación con Cristian, el hijo mayor de Güiza, fruto de su relación con Rocío Aranda: “Siempre que viene Cristian a Madrid se queda en casa con nosotros y aprovecha para ver a su hermano, pasa unos días allí”. Asimismo, defendió su papel en la carrera de Güiza: “Todo lo que le he podido perjudicar… Se lo preguntáis a Ángel Torres, a toda la gente que en su día estuvo… Ha estado ahí, en su profesión.”

Con un tono calmado pero firme, Nuria Bermúdez se despide de su silencio mediático y deja claro que su objetivo no es atacar, sino recuperar su voz y cerrar capítulos pendientes. Su mensaje, más que un reproche, suena a punto final… o al menos, al inicio de uno propio.