Pronto
Cerrar

El pequeño Nicolás y otros grandes estafadores de la historia

Las series sobre el timador de Tinder y la impostora Anna Delvey nos recuerdan que el mundo está lleno de trampas y falsas verdades

El "Pequeño Nicolás" engañó a tantos, que estuvo en la proclamación de Felipe VI, saludando al Rey y a Letizia.

E

Por mucho que nos fascinen, las historias que cuentan las series "El estafador de Tinder" e "Inventando a Anna" no son nuevas. El engaño y el deseo de enriquecerse o hacerse famoso con artimañas de todo tipo son parte de la historia de la humanidad.

Por ejemplo, hubo un centenar de personas que se hicieron pasar por Luis XVII tras la decapitación del monarca en 1795. Y no hace falta remontarse tanto en el tiempo para dar con algunos de los impostores más osados y con menos escrúpulos de la historia reciente. Y, como muestra, aquí van unos cuantos.

El estafador de Tinder y Anna Delvey.

El pequeño Nicolás: la seductora atracción del poder

Francisco Nicolás Gómez Iglesias, conocido como el "Pequeño Nicolás", fue condenado el año pasado a tres años de cárcel por un delito de usurpación de funciones públicas y por cohecho activo. Y es que, cuando tenía 20 años, en el 2014, fascinado por el poder, se hizo pasar por asesor de la entonces vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y también por agente del CNI para cobrar 25.000 euros a cambio de interceder para desbloquear negocios e inversiones.

Durante el juicio, el "Pequeño Nicolás", que ha llegado a insinuar que habría tenido una aventura con Ayuso, dijo que fingía ser importante para sentirse "poderoso" y que no pretendía hacerse pasar por ninguna autoridad.

Enric Marco: el falso deportado a un campo nazi

Uno de los fraudes más difíciles de digerir por su alto voltaje emocional fue el de este hombre, que se hizo pasar por un superviviente del campo de concentración nazi de Flossenburg.

Enric Marco, que desde el 2003 hasta el 2005 fue presidente de la principal asociación de víctimas de los nazis en España, la Amical Mauthausen, apareció en programas de TV, recibió premios honoríficos, como la Creu de Sant Jordi en Catalunya y dio numerosas charlas, principalmente en centros de enseñanza, sobre su supuesta dramática vivencia en el cautiverio nazi, una historia que se inventó en 1976 y que mantuvo viva durante 30 años.

Todo se destapó en el 2005, cuando el historiador Benito Bermejo descubrió que el nombre de Marco no estaba en los registros de Flossenburg. Para justificar aquella mentira, tan largamente sostenida en el tiempo, Enric Marco dijo que lo hizo porque así la gente le "escuchaba más" y su trabajo divulgativo era "más eficaz".

Enric Marco, que se hizo pasar por superviviente de un campo nazi durante casi 30 años.

Fran Abagnale: el hombre de las mil identidades

Tenía 16 años cuando, a mediados de los 60, Frank Abagnale empezó su carrera de estafador, que inspiró en el 2002 el filme "Atrápame si puedes", protagonizado por Leonardo DiCaprio.

Abagnale falsificó cheques y fue un maestro a la hora de inventarse identidades. En cinco años tuvo ocho distintas (piloto de PanAm, pediatra, abogado...), con las que pudo llevar a cabo estafas bancarias hasta en 26 países y por valor de unos 2,5 millones de dólares de entonces, que, hoy, equivaldrían a 16 millones.

Tras ser detenido y encarcelado, en 1974 el FBI le ofreció suspender su condena si colaboraba en la lucha contra la estafa, y tanto le gustó aquel nuevo trabajo, que dominaba como nadie, que en la actualidad es el director de Abagnale & Associates, consultoría especializada, ¿en qué va a ser? En fraudes financieros. ¡Las vueltas que da la vida!

Frank Abagnale junto a Leonardo DiCaprio, quién hizo de él en la película "Atrápame si puedes".

Bernard Madoff: artífice de la mayor estafa piramidal

Cual faraón del antiguo Egipto, este inversionista neoyorquino construyó una gran pirámide financiera y fraudulenta que se convirtió en el timo más grande de EEUU.

Madoff engañó a bancos, grandes corporaciones, familiares (entre ellos a su hermana y su cuñado, que perdieron millones y han sido hallados muertos hace poco en su casa en lo que puede ser un suicidio-asesinato, según la policía) y "celebrities" como Steven Spielberg, y logró con sus artimañas 64.800 millones de dólares desde 1992 hasta que fue descubierto en el 2008.

En el 2009, a los 71 años, fue declarado culpable de fraude, blanqueo de capitales, perjurio y robo, mediante una estafa piramidal y condenado a 150 años de prisión. Falleció el 14 de abril del 2021, sin haberse arrepentido de sus delitos. Antes, en una entrevista del 2010, declaró: "Que se jodan mis víctimas. Mis clientes eran avaros y estúpidos".

Bernard Madoff no se arrepintió jamás de todas las barbaridades que hizo.

Victor Lustig: el hombre que vendió la Torre Eiffel

Este hombre, que se hacía pasar por conde y nació en la República Checa en 1890, timó al mismísimo Al Capone y vendió, no sólo una supuesta máquina para hacer dinero, sino también la Torre Eiffel.

En 1925, convenció al empresario y chatarrero André Poisson para que la adquiriera tras hacerse pasar por un funcionario del Gobierno y explicarle que, debido a lo caro que era mantener la torre, se había decidido venderla como chatarra.

Poisson pagó una ingente suma por aquellas 7.000 toneladas de hierro, después de haber gastado otra suculenta cantidad para garantizar que Lustig se la vendiera a él y no a otros candidatos que Victor había buscado. Cuando se dio cuenta de su ingenuidad, el chatarrero no se atrevió a denunciarle para no quedar en ridículo ante todo el mundo.

La Torre Eiffel cuando Victor Lustig intentó venderla.

Janet Cooke: la historia inventada que ganó el Pulitzer

La periodista Janet Cooke se inventó la historia de un niño adicto a la heroína.

En septiembre de 1980, el "Washington Post" publicó un reportaje firmado por Janet Cooke, sobre un niño de 8 años que era adicto a la heroína, titulado "El mundo de Jimmy".

Cooke relataba con todo detalle la sórdida historia de este chaval y llegaba a describir cómo su padrastro le inyectaba la droga mientras la madre, también adicta, deambulaba por la casa.

Al año siguiente, la historia de Cooke ganó el prestigioso Premio Pulitzer. Fue entonces cuando la policía de Washington y los servicios sociales decidieron buscar al menor para rescatarlo de aquella vida. Pero nunca lo encontraron. Ni al niño ni a su madre ni al padrastro ni la casa que la periodista describía al detalle en el artículo.

Tras devolver el Pulitzer y pedir perdón, dejó su puesto en el diario. El caso fue tan llamativo que el Nobel de Literatura Gabriel García Márquez le dedicó un artículo. "No ha sido justo que le dieran el Premio Pulitzer, pero sería una injusticia mayor que no le dieran el de literatura", opinó el autor colombiano.