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El tenista adora navegar en su lujoso yate.

El tenista adora navegar en su lujoso yate.

E.M

No vamos a descubrir nada diciendo que Rafa Nadal es un enamorado del mar. Él lo ha dicho muchas veces. Nacido en una isla –Mallorca, una de las perlas del Mediterráneo–, navegar es para este extraordinario deportista una de sus grandes aficiones. Le encanta. 

Y, además, le gustan muchísimo los barcos. Las embarcaciones han sido siempre una de las debilidades de este crack del tenis mundial. Su último capricho es un espectacular yate-catamarán de 28 metros de eslora, que, coincidiendo con su 34° cumpleaños, llegó al Club Náutico Porto Cristo, donde tiene el amarre. Desde entonces, Nadal ha podido disfrutar del que considera como su segundo hogar. Y es que, al igual que su casa en Manacor, el "Great White" es un refugio para el deportista. 

Valorado en 5,5 millones de euros, el 80 "Sunreef Power Great White" tiene capacidad para hasta 12 personas.

Valorado en 5,5 millones de euros, el 80 "Sunreef Power Great White" tiene capacidad para hasta 12 personas.

Allí, en compañía de su mujer, su familia y sus amigos, Rafa se siente feliz y tranquilo, lejos del estrés de los circuitos tenísticos y de la tensión de ser famoso y sentirse siempre observado.

Un catamarán entre los más lujosos del mundo

Los que han estado en las inmediaciones de Porto Cristo o disfrutando de las aguas mallorquinas habrán podido ver la silueta elegante y majestuosa del barco, absolutamente singular y reconocible, pero el propio tenista se ha brindado a mostrar su interior. Algo muy raro, porque Nadal es escrupuloso con su intimidad, pero que se entiende viendo las imágenes. 

El tenista descansando en su lujosa embarcación.

El tenista descansando en su lujosa embarcación.

La suya es una embarcación de ensueño, en la que el confort y la belleza se aúnan con la más avanzada tecnología náutica. Con motores de 1.200 CV que le permiten llegar a una velocidad de 23 nudos, el barco dispone de cuatro camarotes y una "suite" principal situada en estribor que cuenta con vestidor y un balcón privado a nivel del mar que, cuando se cierra, queda como un sofá.

Uno de los espectaculares dormitorios del yate.

Uno de los espectaculares dormitorios del yate.

El salón interior, que recibe mucha luz gracias a unos amplios ventanales, dispone de dos cómodos sofás desde los que igual se puede ver la puesta del sol sobre las aguas como seguir una competición deportiva en su televisor de 77 pulgadas. 

Un salón con todo lujo de detalles.

Un salón con todo lujo de detalles.

La cocina está preparada para atender hasta a 12 comensales con menús en los que, seguramente, no abundará el queso o el jamón, dos productos por los que el 12 veces campeón de Wimbledon no siente demasiada inclinación. Los huéspedes tienen la posibilidad de comer o cenar también en un comedor exterior, protegido del sol y el viento. 

¡Menudas cenas de lujo se darán en esta terraza!

¡Menudas cenas de lujo se darán en esta terraza!

El "Great White" tiene una amplia plataforma hidráulica de natación, "spa" y varias zonas donde tomar el sol a resguardo de las miradas. Muy celoso de su intimidad, Rafa ha dispuesto que haya lugares absolutamente privados en el barco.

Rafa estudió hasta el último detalle de su yate

Otro de los detalles del barco son las áreas exteriores de descanso, con bar, sombrillas y un televisor emergente y resistente a la intemperie. Encargado por Rafa hace tres años, el tenista estudió con los constructores hasta el último detalle para que el "Great White" fuera lo más personalizado posible. Y, viéndole la cara de felicidad y su orgullo al mostrarlo, está claro que el resultado es de su agrado.

Las impresionantes vistas del interior del barco.

Las impresionantes vistas del interior del barco.

Navegar, disfrutar de la impresionante belleza de la costa de su isla, zambullirse en sus cristalinas aguas y dedicar horas a estar con familiares y amigos está siendo un baño de energía para Nadal, que ha tenido que renunciar a ir a los Juegos Olímpicos de Tokio. 

Feliz por el e?xito de la labor de su fundacio?n

De hecho, el pasado año, Ángel García Muñiz, biógrafo del tenista y una de las personas que mejor lo conocen como deportista, aventuró que "el final de su carrera deportiva está cerca. Dos, tres o cuatro años. No creo que sean muchos más". No descartó, sin embargo, que en ese tiempo Nadal no vaya a dar muchas alegrías a sus millones de aficionados.

Mientras tanto, Rafa se dedica en cuerpo y alma a su Fundación, que el año pasado cumplió 10 años. Toda una efeméride, porque en esa década de labor la entidad ha conseguido ir imponiendo su idea: usar el deporte como herramienta para la integración y el desarrollo personal y social de los niños y jóvenes en riesgo de exclusión social. Más de 5.200 chavales se han beneficiado.

El tenista, con los chavales a los que ayuda en su Fundación.

El tenista, con los chavales a los que ayuda en su Fundación.

"Centrar nuestra ayuda a niños, niñas y jóvenes que viven en entornos vulnerables fue la mejor decisión que podríamos haber tomado", ha dicho Nadal sobre el enfoque de su obra social. Su esposa, Mery Perelló, licenciada en Dirección y Administración de Empresas y Economía por la Universidad de las Illes Balears, es una de las personas más implicadas en esta iniciativa, ya que es la encargada de elegir y desarrollar los proyectos de una fundación que trabaja en 23 centros de nuestro país, así como en una escuela de la India.

Feliz en su matrimonio con Mery Perelló

Con lo profesional y lo solidario en orden, la cosa todavía va mucho mejor para Rafa en lo sentimental. Dentro de algo más de dos meses el deportista celebrará su segundo aniversario de boda y él y Mery están más unidos y enamorados que nunca. Extremadamente discretos desde siempre, siguen manteniéndose lo más alejados posible de las cámaras lo que seguramente sea el secreto de su estabilidad.

Rafa y Mery forman una bonita pareja.

Rafa y Mery forman una bonita pareja.

Tras 14 años juntos, el tenista y su novia se dieron el "sí, quiero" el 19 de octubre del 2019 en Sa Fortalesa, una espectacular finca en la costa de Pollença (Mallorca). Se casaron con una ceremonia a la que asistieron 350 invitados, entre ellos los reyes Juan Carlos y Sofía, y que "blindaron" contra miradas ajenas.

Un día maravilloso, que muchos esperan que culmine con la llegada de hijos. "Tengo la intención y la ilusión de formar una familia. Me encantan los niños", declaró el tenista en el 2017. Pero, por el momento, el bebé no está en camino, aunque no puede faltar mucho para que veamos a Rafa en su faceta de papá. Seguro que será un campeón también en esa competición.

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