Raquel Mosquera, en su peor momento: endeudada y con su marido en la cárcel
La crisis personal y económica de Raquel Mosquera se agrava mientras Isi permanece en prisión preventiva en París

Raquel e Isi llevan juntos más de 10 años y tienen un hijo en común, Romeo, de 9 añitos
La peluquera vive un torbellino emocional que afecta a su salud mental: el arresto de Isi y las deudas del centro de estética han cambiado su sonrisa por un gesto serio y preocupado. Testigos cercanos a su local de Las Rozas describen a Raquel Mosquera “cabizbaja” y con el ánimo muy bajo, aunque empeñada en sacar fuerzas para mantener el negocio.
La detención de su marido en las Antillas francesas —y su posterior traslado a una prisión de París— ha intensificado la inquietud de la viuda de Pedro Carrasco, que evita hablar y valora acciones legales para proteger su honor.
“Quiebra técnica” y pérdidas de miles de euros

Además de la detención de Isi, el periodista Saúl Ortiz destapó otra información preocupante: los papeles del Registro Mercantil reflejarían una quiebra técnica, con pérdidas de miles de euros que ponen en jaque la continuidad del negocio. Según estas informaciones, Raquel Mosquera se habría endeudado progresivamente hasta una cifra “catastrófica”, lo que explicaría su abatimiento.
A ello se suma el testimonio de una fuente profesional cercana, que la define como “luchadora”, aunque reconoce que se viene abajo cuando se le acumulan los problemas. En el centro comercial donde trabaja, sus vecinos corroboran ese cambio de ánimo y el esfuerzo diario por atender con cariño a su clientela a pesar del temporal.
Isi, en prisión preventiva en París, y el silencio que lo dice todo

La exclusiva de Kike Calleja reveló la detención de Isi y su ingreso en prisión preventiva a la espera de juicio. Raquel está “muy nerviosa” y, según se comenta, le ha visitado en un par de ocasiones, encuentros “emotivos y tristes”.
La reportera Arabella Otero viajó hasta la prisión de Fresnes, al sur de París, donde no obtuvo más datos oficiales, pero sí constató la preocupación extrema de Mosquera, que evita desmentidos y prefiere el silencio. Otero recuerda, además, que el antiguo local de Isi en Móstoles ya generó episodios conflictivos. En este clima, la empresaria ha puesto el asunto en manos de un abogado penalista, mientras intenta blindar su intimidad y capear el vendaval financiero.
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