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La vida de Ana Obregón (capítulo 3): sus primeros pinitos en la moda ¡y en el amor!

Ya adolescente, Ana Obregón tuvo muy clara su primera vocación, la de modelo. Además, había conocido a uno de sus primeros amores...

La presentadora vive sus primeros amores…

Redacción / M.A.

Recuperada de su enfermedad, Ana Obregón entró en la etapa juvenil en la que surgen un montón de dudas acerca del amor. Con su complejo de patito feo a cuestas, estaba convencida de que las flechas de Cupido no le alcanzarían nunca. Sin embargo, un compañero de clase en el que ella se había fijado hacía tiempo, Josechu, la invitó al cine y allí, en la penumbra de la sala, con el aroma de las palomitas impregnando el aire, Ana dio su primer beso. Tenía 15 años.

En verano, sus padres le regalaron una moto como premio por las matrículas de honor que había sacado. Y así fue como se hizo amiga de Merry Martínez-Bordiú, que era una apasionada del trial. Las dos jóvenes pasaban horas juntas, yendo en moto y quedando para estudiar. Una de esas tardes, conoció al hermano de Merry, Francis Franco. El suyo fue un romance –si es que puede llamarse así– fugaz.

Ana Obregón vivió una relación especial con Francis Franco.

Empezaron siendo compañeros de estudio porque iban a la misma universidad, aunque cursaban carreras diferentes (ella, Biología y él, Medicina) y, poco después, pasaron a ser amigos de salidas y de fiestas. Al cabo de un año, esa relación, de la que Ana dice que nunca fue un noviazgo oficial, sino que "simplemente nos gustábamos", se enfrió, se fueron distanciando y dejaron de verse.

Las cámaras empezaron a tentarle...

Ana continuó con sus estudios de forma brillante y, en tercero de carrera, recibió dos señales que marcaron el rumbo de su vida. Primero, una chica fue a la universidad en busca de caras nuevas para la agencia de modelos Stars y le dio una tarjeta por si se animaba a hacerse unas fotos. Entonces le pareció que era una tontería.

La segunda señal llegó cuando el director Luis García Berlanga, amigo de la familia, le preguntó delante de su padre en la inauguración de una exposición si le gustaría hacer cine, a lo que ella respondió que quería ser bióloga y que su anhelo era descubrir el origen de muchas enfermedades graves. De regreso a casa, su padre soltó: "¡Qué tontería! Decía Luis que podrías ser actriz. ¡Vamos, hombre, una actriz en la familia, lo que faltaba!".

Aquellas dos situaciones hicieron que los sueños de ser artista que tenía la joven se removieran después de unos años adormecidos. Pasó varias noches dándole vueltas, preguntándose qué habrían visto un director como Berlanga y una profesional del mundo de la moda en una chica flacucha como ella. Al final, llegó a la conclusión de que el destino le estaba enviando señales y que tenía la obligación de hacerles caso.

Ana Obregón empezó a trabajar como modelo a los 18 años.

Debutó como modelo a escondidas de su padre

En aquella época tenía 18 o 19 años, estaba acabando la carrera y, a escondidas de la familia, telefoneó a la agencia de modelos. Tras las pruebas fotográficas la llamaron para su primer anuncio, un spot de Tío Pepe, para EEUU. "Cuando en el rodaje el director dijo '¡acción!', sentí por primera vez que ese aparato llamado cámara que estaba delante de mí me quería y me transmitía energía, una energía que recíprocamente yo le daba", recuerda Ana.

Aunque su padre acabó enterándose, como estaba acabando su carrera con excelentes notas y ganaba dinero, le permitió seguir haciendo castings, convencido de que pronto se le pasaría la fiebre del artisteo. Y, entonces, en 1978, apareció en su vida Miguel Bosé, al que había conocido unos años antes, cuando todavía llevaba coletas, y con quien surgió la posibilidad de rodar una película y... de algo más.

¡No te pierdas cómo sigue la apasionante vida de Ana Obregón!