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La vida de Mila Ximénez (capítulo 3): sin dinero, tuvo que renunciar a su hija, pero nunca dejó de luchar

A medida que fue perdiendo los trabajos que tenía, Mila se hundió emocionalmente. La falta de ingresos la obligó a dejar a su hija con su exmarido, Manolo Santana

La comunicadora se quedó prácticamente en la ruina, pero logró salir adelante.

La comunicadora se quedó prácticamente en la ruina, pero logró salir adelante.

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Tras separarse de Manolo Santana, Mila se quedó con la custodia de su hija Alba y renunció a la pensión de divorcio en 1988. La periodista pensaba que podría hacerse cargo de la pequeña mientras continuaba con su trabajo en el diario "ABC" y en la radio, pero sus desavenencias con Encarna Sánchez hicieron que muy pronto empezara a faltarle trabajo, según ella, porque la locutora de la Cope movió los hilos necesarios para que así fuera.

Mila está segura de que dejaron de contratarla porque la influyente Encarna Sánchez se encargó de que así fuera.

Mila está segura de que dejaron de contratarla porque la influyente Encarna Sánchez se encargó de que así fuera.

"Me llamaron del diario “ABC” para decirme que no podía seguir haciendo entrevistas porque los entrevistados se sentían incómodos, ya que yo siempre tenía la prensa detrás. Se me empezaron a cerrar las puertas", recuerda Mila. Así que, en 1989, se vio obligada a dejar a su hija con el tenista durante cuatro años, algo que volvería a hacer cuando la niña tuvo 10. "Dejé a Alba con su padre porque yo estaba en una mala situación económica y no podía darle a mi hija todo lo que necesitaba. Para mí fue muy duro, pero sé que en aquel momento hice lo adecuado", ha explicado Mila, que en 1994 fue denunciada por su casero por no pagar el alquiler y ella le reclamó a Manolo la pensión alimenticia de la niña para poder hacerse cargo de ella.

"Fue una época terrible, no tenía ganas de nada. Me encontraba en un agujero del que me era imposible salir. Gracias a Dios, soy una mujer muy fuerte y entendía que debía seguir como fuera. Pero pasé tres o cuatro años durísimos. Fue cuando me desahuciaron. Aún tenía a mi hija conmigo y no me quedó más remedio que cedérsela a su padre. Yo pensaba que Manolo me iba a tender una mano, pero lo único que me encontré fue su petición de llevarse a la niña. Mi sorpresa se transformó en odio", ha relatado.

"Una madrugada, mi hermano me encontró inconsciente"

Cuando Alba tenía 6 años, su madre tomó la difícil decisión de que la niña viviera con su padre.

Cuando Alba tenía 6 años, su madre tomó la difícil decisión de que la niña viviera con su padre.

Para poder comer, Mila tuvo que venderlo todo, "muebles, joyas... me quedé sólo con dos pantalones". Tan desesperada estaba que incluso deseó acabar con todo, como confesó en el programa "La caja". "Pensé muchas veces en quitarme la vida. De hecho, mi hermano vino una vez a Marbella a recogerme porque le dije que no quería vivir. Llegó a las 3 de la madrugada a mi casa y yo ya estaba inconsciente". Su hija, Alba, también recuerda aquellos años y explicó que su madre no tenía ni para pagar la luz, por lo que le cortaron el suministro. Sin embargo, Mila se esforzó para que su niña no sufriera y solía jugar con Alba al escondite diciéndole que los malos les habían quitado la luz. La periodista consiguió su propósito, porque la joven, hoy en día, explica que "aunque hemos pasado por momentos difíciles, el recuerdo que tengo es todo lo que nos reíamos, incluso haciendo una maleta con sólo dos pantalones".

En el terreno sentimental, Mila tampoco levantaba cabeza. Y eso que en 1996 parecía que había vuelto a encontrar el amor al lado del millonario marroquí Rafael Aguilera, un industrial de padres malagueños que nació en Tetuán. "Rafael es un hombre con una gran formación. Al pertenecer a dos culturas, la española y la árabe, posee una gran sabiduría. Además, es muy culto y siempre está leyendo y aprendiendo cosas nuevas" , decía Mila, orgullosa de su nuevo amor. "Me ha enseñado a vivir tranquila, a separar lo necesario de lo accesorio. Esa sensación de calma me ha unido por completo a él. Me siento muy segura a su lado y me parece imposible que pueda pasarme algo malo", añadía muy enamorada.

Sin embargo, no se fueron a vivir juntos. Y es que Mila pensaba que lo mejor era mantener un amor a distancia porque, como decía, "la convivencia ha sido la principal causa de mis rupturas. Con las parejas que no he convivido la relación ha sido maravillosa, pero, cuando me he puesto a vivir con ellos, se ha ido todo a la mierda" . La estrategia tampoco le funcionó y, al final, esa distancia que tenía que haber sido la salvación de su amor, fue la causa de su condena y, en 1998, dejaron de verse.

"Rafael fue uno de los hombres más importantes de mi vida y lo sigue siendo. Fui imbécil al dejarlo, le echo de menos todavía. Nos vemos de vez en cuando, los dos estamos solteros, pero..." , declaró Mila en el 2009.

En el verano de 1999 vivió un idilio, que no era el primero, con el abogado Emilio Rodríguez Menéndez. Mila le conoció en 1990, cuando él se ocupó de sus asuntos legales tras su divorcio de Santana. Ya por aquel entonces, en 1995, salió un tiempo con el mediático abogado, como demostraban unas fotografías de la pareja, en plan novios y con ella en "topless", en la costa malagueña. Cuatro años más tarde, en 1999, volvieron a mantener una relación sentimental y el suyo fue un romance de verano y nada más. Porque eso es lo que duró el amor, ya que, a finales de septiembre, Mila anunció su ruptura con un escueto: "Ya no estamos juntos".

Con Mario Santana, un joven dos décadas menor que ella con el que salió durante unos meses en el año 2000.

Con Mario Santana, un joven dos décadas menor que ella con el que salió durante unos meses en el año 2000.

La búsqueda del amor es eterna para muchos y para Mila no iba a ser diferente. Así que después de Rodríguez Menéndez no cejó en su empeño de hallar a su media naranja y, en el año 2000, inició un noviazgo con Mario Santana, un joven canario 20 años menor que ella. "Mario es la persona más tierna y más humana que he conocido", declaró. Sin embargó, su relación no llegó a cumplir el primer año.

En el 2001, Mila se enamoró de un lanzador de cuchillos llamado Alberto Murroni, famoso por su participación en programas como "Hola Rafaella", "El juego de la oca" o "¿Qué apostamos?". Pero ni siquiera esa original versión de Cupido logró conquistar totalmente a Mila y su relación fue tan breve como intensa.

Alberto Murroni, el lanzador de cuchillos del que se enamoró.

Alberto Murroni, el lanzador de cuchillos del que se enamoró.

Al cabo de los años y después de encadenar fracaso tras fracaso sentimental, la exesposa de Santana diría lo siguiente tratando de explicar la causa del naufragio de sus relaciones: "Cuando Alba se fue a vivir con su padre, busqué un compañero que dijera “vamos a tener una familia” y así poder recuperar a mi hija. Y eso no lo encontré. Buscaba una estabilidad, pero yo nunca contaba la verdad de lo que quería en una relación y la disfrazaba de muchas otras cosas. Ahí me equivoqué".

"No volvería en mi vida a 'Crónicas Marcianas'"

Mila ocultó su delicada situación a su hija.

Mila ocultó su delicada situación a su hija.

En el terreno profesional, en cambio, sí que empezó a salir a flote. En el 2000 fichó por Telecinco y apareció en platós de programas de corazón como "Salsa rosa" y "Aquí hay tomate". Eso sí, se negó a acudir a "La máquina de la verdad" para hablar de los motivos de su fracaso matrimonial con Manolo Santana. "Alba era pequeña, pero su opinión ya contaba para mí. Ambas decidimos que no iría y rechacé un dinero que me hubiera permitido una gran tranquilidad".

De lo que si habló en aquellos años fue de la tonadillera Isabel Pantoja para acusarla ante las cámaras de haber arruinado a Encarna Sánchez, que murió en 1996. La Pantoja y su pareja de entonces, Julián Muñoz, no tardaron en reaccionar e interpusieron una querella por injurias y calumnias contra Mila.

La periodista, en una discusión con Marujita Díaz en "Crónicas marcianas".

La periodista, en una discusión con Marujita Díaz en "Crónicas marcianas".

"He tenido que oír muchas cosas sobre mí cuando salté a la arena del circo mediático denunciando o protestando por la escandalosa unión económica, que no sentimental, de la tonadillera y el alcalde. Sin embargo, oigo menos cuando estamos viendo continuamente escupirse en platós a exmatrimonios, a padres contra hijos, hijos contra padres, hermanos contra hermanas. Parece ser que esto es menos indecente que hablar de la Pantoja", escribió Mila en sus memorias.

De aquel regreso estelar, guarda recuerdos para todos los gustos, dependiendo del programa del que hable. Por ejemplo, de "La noria" sólo dice maravillas, pero de "Crónicas marcianas", todo lo contrario. "Es un programa al que no volvería en mi vida, porque me arañó el alma. Tengo un pésimo recuerdo. Era un espacio donde la ética y la estética no existían, era muy complicado. Salíamos como a un encierro, como un toro cuando lo sacan a la plaza", ha declarado.

Mila no guardaba un buen recuerdo de su paso por "Crónicas Marcianas".

Mila no guardaba un buen recuerdo de su paso por "Crónicas Marcianas".

Si tan mal lo pasaba, ¿por qué siguió en el exitoso programa de Xavier Sardà? Pues por dinero, porque el sueldo que cobraba era, en comparación con otros espacios, de los más altos del mercado. Así que para continuar en "Crónicas marcianas" llegaba a inventarse cosas como por ejemplo, el famoso episodio de unas cartas escritas por Encarna Sánchez y dirigidas a ella que eran totalmente falsas. "Sardà no trabaja con nadie, todos trabajan para él, y consigue algo que detesto, que nadie se atreva a contradecirle", aseguró Mila, que reconoce que aquel programa logró "sacar de mí esa parte servil que reconozco haber puesto a su disposición. Me reconcilió con mi lado más oscuro y descubrió lo peor de mí". Lo que no sabía entonces es que, como ya había tocado fondo, sólo le quedaba empezar a remontar el vuelo.

No te pierdas, en el próximo capítulo de la vida de Mila Ximénez, cómo logró el éxito que todo le conocimos…

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