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Cuidados de los pies: ¿cuándo ir al podólogo?

Seguir una buena higiene, usar el calzado adecuado y acudir a revisiones con este especialista son claves para la salud de esta parte de la anatomía

Conoce todos los cuidados acerca de los pies y determina cuándo debes visitar a un podólogo.

Nereida Dominguez

Sección coordinada por la doctora María José Peiró, especialista en Medicina Familiar, con más de 10 años de experiencia tanto en el ámbito público como privado. Máster en nutrición y dietética.PAL- Luis Palomino

Los pies son una compleja estructura que soporta todo el peso del cuerpo durante todo el día e incluso hasta cuatro veces más cuando corremos.

Cada una de estas extremidades está constituida por 33 articulaciones, 26 huesos, 19 músculos y 107 ligamentos, que pueden sufrir sobrecargas y trastornos, que conviene prevenir y consultar a tiempo para evitar males mayores.

Signos de alarma

Estos son algunos de los síntomas de los problemas podales más frecuentes:

Mal olor

En verano, la sudoración excesiva por el calor y la humedad que comporta pueden aumentar la presencia de las bacterias causantes de este incómodo trastorno y favorecer infecciones como el pie de atleta.

También la bomhidrosis plantar se caracteriza por el mal olor y puede estar relacionada con problemas metabólicos, alteraciones hormonales o el consumo de demasiados alimentos procesados.

El podólogo ayudará a determinar el origen de este síntoma y, en función de ello, puede recetar medicamentos fungicidas o antibacterianos y darnos instrucciones para mantener una higiene adecuada que elimine el mal olor.

Durezas y callosidades

A causa de la fricción y presión continuadas de la piel de los pies con el calzado aparecen estas capas duras y abultadas que pueden causar molestias al caminar. Estas afecciones se tratan en consulta mediante la quiropodia, el tratamiento que realiza el podólogo con herramientas específicas para limarlas y reducirlas.

La mujer sufre cuatro veces más problemas en los pies que el hombre por el uso de tacones altos y zapatos de punta estrecha.IST- Istock

Dolor

Puede tener diversos orígenes que el podólogo ha de determinar. Una causa común de este síntoma es la fascitis plantar. Se trata de una inflamación de la fascia, un tejido del interior de la planta del pie, que es más habitual en personas con sobrepeso y deportistas.

El dolor y los pinchazos en la parte interna del talón al pisar pueden deberse a un espolón calcáneo, resultado de calcificaciones en esta zona del pie. En ambos casos, el tratamiento suele basarse en una medicación antiinflamatoria y el uso de plantillas ortopédicas y ejercicios, entre otras medidas.

Problemas en las uñas

La onicomicosis es una infección por hongos que se produce en las uñas de los pies y se manifiesta con el engrosamiento de éstas y la aparición de manchas blancas o amarillas. La visita al podólogo será imprescindible para que nos recomiende el tratamiento adecuado al igual que en el caso de que haya una uña encarnada, que termina clavándose en la piel.

Juanetes

Esta desviación del dedo gordo puede afectar al resto de dedos y a la estructura del pie y causar un gran malestar. Los zapatos estrechos pueden favorecer su aparición. El podólogo puede recomendar en este caso un calzado específico, la aplicación de hielo y, en casos extremos, cirugía para enderezar el dedo.

Factores de riesgo

Patologías estructurales

Tener los pies planos o con el arco poco o nada pronunciado son dos problemas de la estructura del pie que pueden originar inestabilidad al caminar y molestias musculares.

Asimismo, las personas que tienen los dedos en garra, que es cuando están contraídos, son más propensas a padecer molestias en los pies. En estos casos es aún más recomendable acudir a revisiones anuales con el podólogo, que dará el tratamiento adecuado como el uso de plantillas o de un calzado especializado.

Deportes de impacto

Algunas actividades físicas en las que se salta o se corre exponen el pie a un sobreesfuerzo por los impactos. Para evitarlo, es recomendable someterse previamente a un estudio biomecánico de la pisada, lo que permite corregir desequilibrios que pueden derivar en lesiones y dolores musculares y articulares.

Diabetes

Las personas diabéticas pueden tener un riego insuficiente en las extremidades inferiores y daños en los nervios que mermen la sensibilidad de los pies. Acudir al podólogo ayudará a prevenir lesiones en la piel que en estas personas son más frecuentes.

Edad

Los mayores de 65 años son los más propensos a sufrir problemas en los pies que, con el tiempo, se deforman y precisan más atención y cuidados para evitar molestias y caídas.

La mejor prevención

Un buen calzado

Lo mejor para los pies es llevar zapatos anchos en la zona de los dedos y de materiales transpirables. Los sintéticos dificultan la evaporación del sudor, lo que favorece la proliferación de bacterias.

Revisión anual

Poner tus pies en manos de un especialista, al menos una vez al año, servirá para controlar tu salud podal. Además de las personas mayores, también es aconsejable que los niños visiten al podólogo con asiduidad.

Cuida tus pies en verano

Hay que mimar esta parte del cuerpo durante todo el año, pero con el calor y la exposición solar, aún más.

1. Higiene

Para evitar las enfermedades y heridas de los pies es vital lavarlos a diario con agua tibia y jabón neutro. También puedes darles baños de agua fría para aliviar la sensación de pesadez.

2. Secado

No olvides secarlos minuciosamente después, prestando especial atención entre los dedos para que no se acumule la humedad, que favorece la aparición de hongos.

3. Hidratación

Es muy importante hidratarlos con cremas, aceites y mascarillas especiales para pies, que puedes encontrar en formato gel y te ayudarán a prevenir grietas y durezas.

4. Corte de uñas

Es recomendable cortarlas en línea recta y no dejarlas ni muy largas ni muy cortas. Recuerda que con la edad, las uñas se vuelven gruesas y duras, lo que puede dificultar la pedicura y favorecer que se encarnen.

5. Ejercita tus pies

Con el calzado adecuado, practicar algo de deporte a diario ayuda a activar la circulación sanguínea de los pies y a cuidarlos también por dentro.