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Lunares: ¿cuándo pueden ser un problema?

En España, cada año se diagnostican 5.000 nuevos casos de melanoma, un tipo de cáncer de piel. El 30% de éstos se producen en un lunar ya existente. Conoce los signos de alarma para actuar con rapidez

¿Te preocupa alguno de tus lunares? Te damos las claves para detectar si es peligroso y cómo prevenirlos. 

¿Te preocupa alguno de tus lunares? Te damos las claves para detectar si es peligroso y cómo prevenirlos. 

G.G
Sección coordinada por la doctora María José Peiró, especialista en Medicina Familiar, con más de 10 años de experiencia tanto en el ámbito público como privado. Máster en nutrición y dietética.

Sección coordinada por la doctora María José Peiró, especialista en Medicina Familiar, con más de 10 años de experiencia tanto en el ámbito público como privado. Máster en nutrición y dietética.

Los adultos tenemos aproximadamente una media de 40 lunares en el cuerpo. Estos nevus se desarrollan a partir de melanocitos, las células encargadas de pigmentar la piel, que se agrupan. La mayoría aparecen entre los 20 y los 40 años. Aunque hay una baja incidencia, conviene estar atentos porque algunos de estos lunares pueden ser el origen de un melanoma, un tipo de cáncer de piel.

Sobre todo a causa de los efectos de una exposición solar continuada, esta enfermedad se ha doblado en todo el mundo en los últimos 10 años. En la actualidad se detectan 160.000 nuevos casos de melanoma cada año, de los cuales cerca de 5.000 se sitúan en nuestro país. Este tipo de cáncer de piel en un 90% de los casos evoluciona favorablemente si se detecta en una fase precoz. 

Conoce los principales signos de alarma 

Sigue el sistema del ABCDE para distinguir un lunar normal de un melanoma. 

Asimetría. Son preocupantes los nevus que no tienen la misma forma en una mitad que en la otra y, por tanto, no muestran una simetría. 

Bordes. Cuando el contorno del lunar es irregular, dentado o poco definido también puede presentar más riesgos.

Color. Los lunares benignos suelen ser de color homogéneo. Si alguno presenta más de un tono (marrón, negro, azul, rojo o blanco) o es muy oscuro, sospecha. 

Diámetro. Cuando la dimensión de un nevus es mayor a 6 milímetros de ancho, se ha de revisar con más precaución. 

Evolución. Si detectas un cambio de tamaño, la aparición de lesiones satélites o ves una escamación, consulta. Hazlo también en caso de que haya dolor al tacto, picor, sangrado, una ulceración o costras, esté inflamado o enrojecido. 

 

Lunares nuevos. Algunos lunares pueden aparecer después de los 40 años. Contrólalos sobre todo si son distintos a los demás. 

Congénitos. Los nevus congénitos de gran tamaño deben ser revisados y, a veces, puede ser recomendable extirparlos. 

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Éstas son las poblaciones con mayor riesgo 

Existen tipos de piel y otros factores que se asocian a una mayor propensión a sufrir melanomas.

Pieles más claras y pelirrojas. El cáncer de piel es menos frecuente en personas de piel oscura y en cambio tiene mayor incidencia entre las pieles más blancas, personas pelirrojas y de ojos claros que se queman con facilidad si se exponen al sol. Hay que tener en cuenta que un historial de quemaduras solares repetidas es otro factor de riesgo. 

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En el embarazo. Con los cambios hormonales propios de esta etapa los lunares tienden a oscurecerse.

 

El número de lunares. Un número superior a 40 lunares en el cuerpo es motivo para tomar más precauciones y realizar revisiones más frecuentes de éstos. 

Antecedentes de melanoma. Si la persona ha tenido problemas con otros nevus o tiene familiares que han sufrido cáncer de piel, ha de someterse a revisiones al menos dos veces al año. 

Enfermedades de la piel y otros trastornos. El albinismo y el xeroderma pigmentoso (donde se tiene una extrema sensibilidad al sol) aumentan las probabilidades de sufrir cáncer de piel. También hay que estar alerta cuando estamos siendo sometidos a un tratamiento que baja nuestro sistema inmunitario como es el caso de la quimioterapia u otros.

¿Cómo actuar en caso de sospecha? 

Visita el dermatólogo. Ante un lunar que parece extraño, acude al especialista de la piel. Realizará un examen de éste y de los demás lunares de tu cuerpo a simple vista o con un dermatocospio, que los amplía hasta 400 veces. 

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La dermatoscopia. Este método de diagnóstico permite una visión más ampliada del lunar y puede unirse a un sistema digital que lo fotografía para controlar su evolución.

 

Extirpación. El médico puede proponer la eliminación del mismo y/o la realización de una biopsia. Esta prueba estudia la composición celular del tejido extraído, lo que permite prever la evolución del lunar o lesión cutánea. Ninguna de estas intervenciones suele implicar riesgos, aunque la cirugía realizada para extirpar el nevus puede dejar alguna cicatriz, sobre todo si se ha de llevar a cabo en zonas como los hombros, el pecho y la parte alta de la espalda. 

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Las 6 reglas para prevenir el cáncer de piel 

1. ¡Cuídate del sol! La piel tiene memoria y las largas exposiciones al sol y quemaduras se acumulan y pueden afectar el ADN celular. Evita el sol en las horas más fuertes, entre las 11 y 16 h, y utiliza un fotoprotector con un SPF 30 o 50 en las zonas más expuestas (cara, brazos, cuello y pecho) que sea de amplio espectro (UVA, UVB y luz visible de alta energía). Hazlo durante todo el año si eres de piel clara. 

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Toma como rutina familiar la protección solar ¡hay que concienciar a los más pequeños!

 

2. Visita al dermatólogo. Incorpora a tu agenda por lo menos una visita anual al dermatólogo para que revise todos los lunares y, si es preciso, siga su evolución. 

3. Atención a los que no se ven. Si los lunares se encuentran en la espalda, en los genitales, bajo los senos o en el cuero cabelludo es más difícil percibir los cambios. No te olvides de examinarlos y de comentar su presencia al dermatólogo. 

4. Evita las lesiones y roces. Hay lunares que por su situación están sujetos a un roce continuado y, por tanto, a lesiones ocasionadas por el sujetador o las cinturillas de las faldas o pantalones en la región umbilical. Protégelos. 

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5. Limita el uso de las lámparas de rayos UVA. Si no están indicadas como tratamiento, estas lámparas incrementan el tiempo de exposición a los rayos ultravioleta, con lo que la piel acumula radiación y corre más peligro. 

6. Utiliza despigmentantes. Con el debido asesoramiento, en algunas manchas cutáneas puede ser recomendable aplicar sustancias que aclaran y regulan la producción de melanina para que no aparezcan de nuevo si las preservas del sol.

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¡Presta atención a tu piel! Hacerlo adecuadamente puede ayudarte a detectar si hay alguna anomalía en tus lunares.

 

Una vez al mes colócate sin ropa ante un espejo de cuerpo entero para memorizar y valorar cualquier cambio en cada mancha o lunar de tu piel. 

1. Examina cara, orejas, cuello, pecho y abdomen. Sigue por los brazos y las manos observando palmas y entre los dedos. 

2. Continua por las piernas y los pies e incluye las plantas y los dedos. 

3. Con un espejo de mano, observa la parte posterior de los muslos, los glúteos, la espalda, la zona de la nuca y tras las orejas. 

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