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Colon irritable: las pautas para mantenerlo controlarlo

Se calcula que entre un 10 y un 15% de la población puede estar afectada por este trastorno que, en algunos casos, puede impedir el desarrollo normal de actividades. Conoce las medidas para frenarlo

El síndrome de colon irritable o intestino irritable es un diagnostico más común de lo que parece.

G.G

Sección coordinada por la doctora María José Peiró, especialista en Medicina Familiar, con más de 10 años de experiencia tanto en el ámbito público como privado. Máster en nutrición y dietética.

Es un trastorno digestivo relacionado sobre todo con el intestino grueso cuyas causas no están bien determinadas. Puede manifestarse con episodios de diarrea o de estreñimiento, producir una sensación de evacuación incompleta y también puede acompañarse de dolores abdominales, gases y cólicos. Se establecen tres subtipos: uno con predominio de diarrea, otro con predomino de estreñimiento y otro en el que se alternan ambos. Para ser diagnosticado como colon irritable los síntomas deben haber estado presentes más de tres meses. Una de cada seis personas puede padecerlo y, en algunos casos, las molestias pueden interferir en la vida diaria. 

Éstos son los grupos de riesgo 

Mujeres. El colon irritable es un trastorno que tiene entre dos y cuatro veces más incidencia en la población femenina en edades entre los 20 y los 50 años. 

Personas con ansiedad. Aparece más a menudo en perfiles ansiosos. 

Dispepsia. Las personas que sufren reflujo gástrico tienen más probabilidades de sufrir colon irritable. 

Algunas causas relacionadas con este síndrome 

El colon irritable podría estar desencadenado por uno de estos factores o por la combinación de varios de ellos. 

Una infección intestinal. En muchos casos puede aparecer tras un episodio de gastroenteritis aguda o fuerte diarrea asociada a un virus o bacteria. 

Permeabilidad y motilidad. En los pacientes que sufren de colon irritable suele existir una aceleración o desaceleración de los movimientos intestinales y una alteración de la barrera intestinal que deja pasar sustancias que irritan el intestino. 

La microbiota. También se vincula a desequilibrios de la flora bacteriana intestinal. 

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Estrés. El intestino está estrechamente conectado al cerebro a través del nervio vago que envía información del intestino al cerebro y al revés, del cerebro al intestino. Así la tensión emocional puede agravar o desencadenar el síndrome. 

Alimentación. Algunos alimentos pueden aumentar los síntomas como los que contienen mucha grasa (mantequilla, salsas y embutidos), el alcohol, la cafeína y el chocolate. 

Más incidencia en la mujer. El colon irritable es más frecuente en mujeres entre 20 y 50 años.

 

Antibióticos. Su toma intensiva, al desequilibrar la flora intestinal, podría ser en algunos casos la causa del síndrome de colon irritable. 

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Cada paciente ha seguir un tratamiento personalizado con asesoramiento médico e ir comprobando qué agrava sus síntomas y qué los mejora. No obstante, estas pautas suelen ser de ayuda a una gran mayoría. 

Dieta FODMAP. Limitar los carbohidratos de cadena corta un tiempo podría ayudar en algunos casos a disminuir los síntomas del colon irritable.

 

Comidas ordenadas. Mantener un horario de ingestas, comer despacio y masticar bien los alimentos para que éstos lleguen triturados y por tanto sean más digeribles, tanto para el estómago como para el intestino, suele disminuir las molestias. 

Llevar un diario. Apuntar los alimentos que se comen permitirá verificar y detectar aquellos que aumentan los síntomas y aquellos que sientan bien. 

Tomar fibra. La más recomendable es la fibra soluble (avena, nueces, semillas, zanahorias, brócoli), sobre todo en caso de estreñimiento. Es mejor si se agrega lentamente a la dieta para evitar flatulencias. 

Seguir una dieta baja en FODMAP. Se trata de un tipo de carbohidratos que fermentan fácilmente en el intestino como los oligosacáridos, (trigo, centeno, legumbres, cebolla, ajo), los disacáridos (lácteos y derivados), los monosacáridos (miel y algunas frutas) y los polioles (edulcorantes y productos "light"). Limitarlos, bajo supervisión médica y la ayuda de un nutricionista, puede disminuir los síntomas. Se suele recomendar una dieta más estricta seis semanas y después reintroducir poco a poco los alimentos para ver su efecto. 

• Frutas bajas en FODMAP: arándanos, mandarinas, melón, papaya, kiwi, piña, uva, limón, lima, maracuyá, pomelo y fresas. A limitar: manzana, pera, ciruelas, melocotón, cerezas, granada, higo, sandía y frutas en conserva. 

• Hortalizas bajas en FODMAP: apio, calabacín, calabaza, judías verdes, espinacas, lechuga, maíz, zanahoria, pimiento rojo, pepino, tomate, acelgas, endivia, canónigos y rúcula. A limitar: ajo, cebolla, alcachofa, coles, puerros y remolacha. 

• Frutos secos bajos en FODMAP: cacahuetes, nueces de macadamia, nueces de Brasil y piñones. A limitar: anarcardos y pistachos. 

• Cereales bajos en FODMAP: arroz, avena, quinoa, mijo sin cáscara, trigo sarraceno, harina de maíz, espelta, polenta. A limitar: trigo, centeno y salvado. 

• Legumbres bajas en FODMAP: brotes de soja, tempeh y tofu. A limitar: lentejas, alubias y garbanzos.

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Aunque cada persona afectada tiene que mantener una buena comunicación con el digestólogo para ver qué resulta más adecuado en su caso para aliviar la sintomatología, según los estudios, estas medidas se han mostrado eficaces como tratamiento del síndrome de colon irritable.  

1. Probióticos. Estos microorganismos ayudan a restituir la flora intestinal y, a menudo, pueden mitigar la sintomatología del colon irritable. Es importante acertar con el tipo de probióticos que se necesitan y llevar un seguimiento médico, ya que, a veces, pueden aumentar los gases. Se suelen aconsejar curas de un mes y un tratamiento de mantenimiento. 

2. Vitamina D. Las investigaciones han comprobado que existe un déficit de esta vitamina en muchos pacientes con colon irritable y que la falta esta sustancia favorece la enfermedad inflamatoria intestinal. El sol estimula su producción. También está presente en el pescado azul, el hígado de bacalao y el marisco. Tomar suplementos puede mejorar la calidad de vida de estos pacientes. 

3. Técnicas de relajación. Los ejercicios de relajación a través de visualizaciones, la hipnosis y la sofrología se han revelado eficaces en este trastorno en el cual el estrés tiene un fuerte impacto y estas prácticas ayudan a controlar.

El estrés es un gran causante de inflamación en nuestros órganos, por eso, meditar es una gran arma contra estas afecciones.

 

4. Meditación. Un estudio muestra que las mujeres que practicaron meditación cada día tenían una reducción del 38% de los síntomas de la enfermedad. 

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5. Hacer ejercicio. Realizar 150 minutos a la semana de una actividad física moderada e intensa se considera un buen tratamiento del síndrome de colon irritable. 

6. Terapia cognitiva. Aunque el colon irritable no es una enfermedad psicológica, algunos estudios han mostrado que, específicamente diseñada para estos pacientes, esta terapia puede aliviar sus síntomas y llevar mejor las consecuencias de este trastorno.