Celiaquía: descubre los trastornos asociados
Esta enfermedad es dos veces más frecuente en las mujeres y, además, no viene sola, ya que aparecen otras dolencias y muy diversas
En tres de cada 10 celíacos se trata de enfermedades autoinmunes, pero también están, por ejemplo, la osteoporosis o algunos tumores. Una dieta sin gluten les ayuda a protegerse.
Sección coordinada por la doctora María José Peiró, especialista en Medicina Familiar, con más de 10 años de experiencia tanto en el ámbito público como privado. Máster en nutrición y dietética.
La enfermedad celíaca es cada vez más frecuente (su incidencia se ha quintuplicado en los últimos 25 años) y se asocia a un mayor riesgo de sufrir distintas enfermedades. Hay algunas que aparecen antes de la celiaquía como un aviso previo y otras se manifiestan después como consecuencia de ésta.
Eso sucede porque la recuperación del daño en la mucosa del intestino delgado no es inmediata (puede alargarse hasta dos años tras instaurar la dieta sin gluten) y provoca déficits de algunas vitaminas y minerales, con consecuencias como osteoporosis, retraso en el crecimiento, mareos, etc. De ahí también que, si no se trata o el diagnóstico se retrasa, puede causar una serie de complicaciones a largo plazo.
Un diagnóstico complicado
La enfermedad celíaca es uno de los trastornos digestivos más extendidos en todo el mundo y, sin embargo, sigue siendo una gran desconocida. Uno de los principales problemas es que está infradiagnosticada.
En España se calcula que podría haber alrededor de medio millón de celíacos (el doble de mujeres que de hombres), pero el 70% no lo sabe. Muchos casos apenas presentan síntomas o éstos son poco específicos, por lo que el diagnóstico puede llegar a retrasarse hasta 7 años.
Es importante tener en cuenta lo que se conocen como manifestaciones extraintestinales, que corresponden a una larga lista de enfermedades vinculadas a la celiaquía que afectan a otros órganos y cuya aparición puede llevar a pensar en una posible celiaquía.
Más de la mitad de la población española tiene el condicionante genético para ser celíaca, pero solo una de cada 200 personas la desarrolla.
Dermatitis herpetiforme
Todas las personas con esta dermatitis son celíacas. Sin embargo, no todos los celíacos sufren esta enfermedad autoinmune. Las lesiones (ampollas) se mantienen un tiempo prolongado en codos, rodillas, espalda y glúteos principalmente, y pueden confundirse con psoriasis o dermatitis atópica.
Intolerancia a la lactosa
Debido a la inflamación y atrofia en las vellosidades del intestino se ve disminuida la producción de la enzima lactasa, lo que provoca que los pacientes celíacos puedan desarrollar, además, una intolerancia a la lactosa, que normalmente desaparece al seguir una dieta sin gluten. Ésta regenera las microvellosidades intestinales y se reinicia la producción de la lactasa y, por tanto, la capacidad de digerir la lactosa.
La celiaquía provoca una menor producción de lactasa, lo que puede llevar también a una intolerancia a la lactosa.
Diabetes tipo 1
En la mayoría de estos casos, esta enfermedad autoinmune se diagnostica antes que la celiaquía. No se conoce bien qué relación las une, pero sí que la incidencia de la celiaquía es mucho mayor entre las personas con diabetes tipo 1. Además, la alimentación sin gluten tiene efectos positivos para ellas: el metabolismo del enfermo está mejor controlado y con ello puede ser posible reducir la insulina.
Tiroiditis de Hashimoto
El riesgo de ser celíaco es cuatro veces mayor en estos pacientes. Se debe tener en cuenta que, si se acaba de diagnosticar, la celiaquía puede interferir en la absorción y asimilación de la LT4 y de otros medicamentos, así que deberán ajustarse las dosis y después, una vez la dieta sin gluten haya logrado que la mucosa del intestino se regenere, reajustarse de nuevo.
Hepatitis autoinmune
Es una de las manifestaciones extraintestinales más frecuentes. Se trata también de una enfermedad autoinmune en la que el propio sistema inmunitario debilita las células hepáticas, lo que da lugar a la inflamación del hígado (hepatitis).
Anemia
La atrofia de las vellosidades intestinales por la enfermedad celíaca dificulta la absorción de hierro, ácido fólico y vitamina B12, esenciales para la correcta formación de los glóbulos rojos.
Osteoporosis
Puede ser consecuencia de la celiaquía si ésta no se ha diagnosticado. El daño intestinal dificulta la correcta absorción de calcio y vitamina D, esenciales para la salud ósea.
Infertilidad
Otra de las consecuencias (poco conocidas) de la inflamación en la mucosa, es que también afecta a nutrientes como el zinc, y los citados anteriormente como el hierro y la vitamina B12, indispensables para la implantación del embrión en el endometrio. Por lo tanto, la celiaquía se relaciona con una mayor dificultad para la concepción. Además, puede estar asociada con un retraso de la menarquía (primer periodo), con la menopausia prematura y la amenorrea.
Riesgos más allá de la dieta
1. Medicamentos
Se debe informar al médico y al farmacéutico de que se padece la enfermedad celíaca, ya que el gluten también puede estar presente en los medicamentos. No es frecuente que aparezca como ingrediente, pero sí en forma de excipiente y debe figurar en el etiquetado, el prospecto y la ficha técnica.
2. Material escolar
En los niños hay que mantenerse alerta en muchos frentes, ya que incluso el material escolar puede contener gluten: plastilinas, ceras, pinturas..., por lo tanto, pueden ser perjudiciales para el alumno celíaco (si después de tocarlos se lleva las manos a la boca, si las superficies donde se han manipulado no se han limpiado bien después, etc.).
3. Cosméticos
Verifica el etiquetado o solicita información sobre la composición de cosméticos como barras de labios, pasta de dientes, bases de maquillaje, cremas de manos, ya que es fácil ingerir pequeñas cantidades de estos productos.
El principal riesgo es que no hay legislación específica para la gestión de los alérgenos en los productos de cosmética ni evidencias de que el método de análisis para cuantificar el gluten sea útil en estos productos.
Una alimentación 100% "gluten free"
Es muy importante seguir una dieta sin gluten y para ello hay que tomar precauciones, no solo en el momento de comer, sino también en el de comprar y cocinar.
1. Lee bien las etiquetas
Una dieta sin gluten puede ser difícil de llevar a cabo correctamente, especialmente al principio: hay muchas fuentes ocultas de gluten, ya que incluso productos considerados sin gluten pueden incluir en la etiqueta la leyenda "puede contener gluten" o "puede contener trazas". Por otro lado, para que comer fuera de casa no conlleve riesgos, comprueba que el establecimiento ofrece opciones sin gluten.
2. Revisa periódicamente la dieta
Es importante comprobar que con la dieta se está logrando el objetivo de regenerar la mucosa intestinal para lo que el especialista puede recomendar pruebas adicionales. Inicialmente, se puede hacer una revisión de la dieta cada 3-6 meses.
3. Extrema las precauciones
No basta con adquirir alimentos sin gluten, si en casa hay quien lo consume. A la hora de manipular productos se deben tomar medidas para evitar la contaminación cruzada con gluten: realizar una limpieza exhaustiva de los utensilios o superficies, almacenar por separado, disponer de un tostador o colador exclusivo para los productos sin gluten (son difíciles de limpiar sin que queden restos) y evitar los utensilios de madera (es un material poroso).
4. No hagas excepciones
Una alimentación sin gluten debe ser completamente estricta, ya que a día de hoy es el único tratamiento efectivo para la celiaquía. La Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD) advierte que de forma voluntaria o involuntaria, entre el 17 y el 90% de pacientes celíacos no siguen esta recomendación, lo que puede provocar complicaciones serias.