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Tabaco y alcohol: importantísimas razones para alejarse de ellos

La mayoría cree que el riesgo está en el exceso, pero las autoridades sanitarias advierten que ninguna cantidad se puede considerar segura. Por otro lado, uno lleva al otro, lo que multiplica sus efectos perjudiciales

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Nereida Domínguez

Tanto el tabaco como el alcohol son sustancias que ponen en riesgo la salud, pero si se combinan aún es peor. Eso suele suceder bastante a menudo por dos razones: los bebedores tienen tres veces más probabilidades de ser fumadores porque el alcohol aumenta la dependencia de la nicotina y porque cuando fumamos necesitamos beber más cantidad para obtener las sensaciones que proporciona la bebida (los expertos lo llaman "tolerancia cruzada"). La buena noticia es que el consumo de ambos se puede evitar.

Problemas de la ingesta de alcohol

La Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta de que el alcohol es el tercer factor de riesgo para la salud en los países desarrollados y compara su capacidad adictiva a la de la heroína, aunque tenga efectos distintos. Su consumo está relacionado con más de sesenta enfermedades (del corazón, del cerebro, trastornos menstruales, mayor riesgo de infecciones al disminuir las defensas...) y eleva la mortalidad por accidentes de tráfico. Uno de los principales problemas es que se tiende fácilmente al exceso.

Salud mental. Tomado de forma habitual afecta al sistema nervioso central y puede ocasionar demencia, pérdida de memoria, ansiedad, trastornos del sueño, cambios de comportamiento e incluso mayor riesgo de suicidio (entre 60 y 120 veces superior al del resto de la población).

Hígado. El exceso de alcohol es procesado en el hígado para ser eliminado, por lo que este órgano es uno de los más perjudicados: es la causa más frecuente de cirrosis o cáncer de hígado.

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Las frutas y las hortalizas tienen un efecto saciante que reduce los deseos de fumar y ayudan al hígado a eliminar tóxicos como el alcohol.

Salud digestiva. Provoca lesiones en la boca y faringe, gastritis, úlceras y cáncer de estómago, alteraciones de la absorción intestinal y de la composición de la microbiota intestinal.

Cáncer. Al consumo excesivo de alcohol se le atribuyen un 4% del total de los diagnósticos de cáncer en el mundo, principalmente de esófago e hígado, pero en las mujeres, además, eleva el riesgo de cáncer de mama.

Los elevados riesgos del tabaco

Por detrás del alcohol, el tabaco es la segunda droga más consumida en España entre la población de 15 a 64 años, según datos del informe del 2021 del Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones. Según la OMS, es la primera causa evitable de enfermedad, invalidez y muerte prematura en el mundo –los fumadores tienen una esperanza de vida media 10 años menor que los que nunca han fumado–.

Salud femenina. En las mujeres, los riesgos son mayores y, por ejemplo, aumenta la probabilidad de sufrir un infarto, adelanta la menopausia entre 2 y 3 años y también eleva el riesgo de osteoporosis.

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Cáncer. Fumar está relacionado con la aparición de diez tipos de cáncer. En primer lugar, el de pulmón –en mujeres en los últimos 10 años, la mortalidad ha subido un 20%– pero, a pesar de que muy pocos lo relacionan, también causa el 50% de los casos de cáncer de vejiga, según la SEOM (Sociedad Española de Oncología Médica).

Enfermedad de Crohn. El tabaco duplica la posibilidad de aparición de esta enfermedad y empeora el pronóstico y la evolución, en comparación con otras personas no fumadoras; y en el caso de las mujeres este riesgo se eleva 5 veces más.

Salud cardiovascular. Más del 50% de las enfermedades cardiovasculares están provocadas por este hábito, según la OMS.

EFECTOS DE SU CONSUMO COMBINADO

No se suele hablar de los peligros de estos dos hábitos combinados, pero el hecho de que, por separado, tengan consecuencias tan graves para la salud, ya indica que unidos los daños son mucho mayores.

Investigadores de la Universidad Federal de Río Grande del Sur de Porto Alegre (Brasil) demostraron en un estudio en ratones que el consumo conjunto de tabaco y alcohol podría aumentar el daño neuronal en determinadas regiones del cerebro. Otro estudio desveló que las personas que consumen ambas sustancias pueden tener un riesgo 100 veces mayor de cánceres de orofaringe y de cavidad oral.

Cigarrillo electrónico, ¿sí o no?

¿Para dejar el tabaco? Entre las razones para su consumo está quien lo emplea como sustituto del tabaco, pero también como estrategia para reducir el hábito o para dejar de fumar. El Ministerio de Sanidad no recomienda su uso con este fin.

Crean adicción. Por el contrario, los expertos alertan de que podría contribuir al mantenimiento o iniciación de la adicción, ya que algunos contienen más nicotina que el tabaco convencional.

Los mismos riesgos. Un informe de 2022 del Ministerio de Sanidad Español concluye que estos productos suponen un riesgo para la salud, equiparándolos al tabaco convencional.

Peligros más allá de la nicotina. Se puede vapear sin nicotina, pero aún así se corren riesgos, ya que los líquidos de los cigarrillos electrónicos contienen propilenglicol y glicerina, que al ser sometidos a combustión generan compuestos cancerígenos.

Fumadores pasivos. Los no fumadores corren también riesgos por la exposición pasiva al aerosol, igual que sucede con el tabaco tradicional.

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Los niños expuestos al humo del tabaco tienen el doble de riesgo de ser ingresados que aquellos cuyos padres no fuman.

3 situaciones de tolerancia cero

En determinadas situaciones o etapas de la vida, el consumo de tabaco, alcohol o de ambos eleva considerablemente los peligros para la salud.

1.- Tratamiento con fármacos. El alcohol puede provocar un menor efecto de algunos medicamentos o modificar su acción. A su vez, los medicamentos pueden aumentar los efectos nocivos del alcohol sobre el organismo –incluso el paracetamol con alcohol puede ocasionar toxicidad hepática–. Los antiinflamatorios, analgésicos, tranquilizantes y antihistamínicos disminuyen la atención y los reflejos y combinados con alcohol aún más. Por su parte, el tabaco reduce el efecto analgésico de algunos medicamentos, por lo que se debe aumentar la dosis.

2.- Embarazo. Los daños ocasionados por el alcohol sobre el desarrollo del feto se denominan Trastornos del espectro alcohólico fetal (TEAF) y pueden ser físicos y mentales. Incluyen bajo peso corporal, hiperactividad, dificultades de aprendizaje, retraso en el habla, problemas de audición y visión, enfermedades del corazón, riñones o huesos, etc. Fumar también supone un grave riesgo para la salud del bebé: aumenta la probabilidad de que nazca con bajo peso, enfermedades respiratorias, puede afectar a su concentración y su crecimiento... Y durante la lactancia las sustancias tóxicas del tabaco y el alcohol pasan a la leche materna.

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3.- Jóvenes. El alcohol y el tabaco empiezan a consumirse de manera muy temprana (16,7 y 16,6 años), respectivamente, y precisamente sus efectos nocivos son más graves en un organismo en proceso de desarrollo. Un informe del Plan Nacional de Drogas señala que el daño neuronal ocasionado por el alcohol tiene consecuencias nefastas, por ejemplo, en la capacidad de memoria y aprendizaje de los jóvenes.

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