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¿Cuáles son los accidentes veraniegos más comunes? Pautas para evitarlos

Durante el período estival, se incrementan considerablemente las visitas a urgencias debido a pequeños incidentes que, aunque no sean peligrosos en todos los casos, sí pueden estropearnos nuestras vacaciones

accidentes veraniegos

Tener en cuenta los riesgos que entrañan nuestras vacaciones nos puede ahorrar más de un susto.

Nereida Domínguez
María José Peiró

Sección coordinada por la doctora María José Peiró, especialista en Medicina Familiar, con más de 10 años de experiencia tanto en el ámbito público como privado. Máster en nutrición y dietética.

En los meses de verano, se producen un 25% más de incidentes como pueden ser caídas, golpes de calor, picaduras o pequeñas afecciones gástricas.

Aunque en la mayoría de los casos, se solucionan de manera fácil, no está de más conocerlos para poder evitarlos o reaccionar de forma rápida en caso de que ocurran y disfrutar, así, de unas vacaciones sin problemas.

Protégete de caídas y posibles traumatismos

Resbalones en la piscina, tropezones en excursiones, pequeños accidentes en bicicleta, etc. En verano, la incidencia de este tipo de percances es mucho más alta y puede provocar desde una lesión sin importancia hasta un traumatismo grave.

Caídas

Para evitarlas, debes tener cuidado con los bordes de las piscinas, las zonas mojadas y rocosas en playas y pantanos y es recomendable el uso de un calzado especial para el agua con el que puedes prevenir los resbalones y las heridas.

Golpes

En caso de que se produzcan, sean leves y no se den en la cabeza, podrás aliviar el dolor y minimizar la posible hinchazón aplicando frío o utilizando una crema de efecto antiinflamatorio. Si se observan síntomas como confusión, somnolencia o pérdida de conocimiento, se debe ir a un centro médico de urgencias.

Traumatismos

Entre los más comunes, encontramos los esguinces (lesiones de los ligamentos), las luxaciones (separación anormal de los huesos de una articulación) o las fracturas (rotura parcial o total de algún hueso).

Según la gravedad de los síntomas (hinchazón, herida abierta, intensidad del dolor, etc.), hay que acudir al médico, aunque se pueden calmar las molestias aplicando frío en la zona afectada e inmovilizándola lo máximo posible.

En caso de una fractura abierta, se debe cubrir con gasas estériles húmedas y, en ningún caso, hay que intentar reducir o recolocar el traumatismo, será el especialista el encargado de hacerlo.

Quemaduras, insolación y deshidratación

Debemos incidir en algunos de los accidentes veraniegos más frecuentes por culpa de las altas temperaturas.

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Protégete del sol. Además de la crema protectora, lleva siempre contigo gafas de sol y gorros de ala ancha para resguardarte de los rayos solares.

Controla tu exposición solar

Estar demasiado tiempo bajo el sol puede producir quemaduras importantes, cuyos principales síntomas son enrojecimiento de la piel, dolor, hinchazón e incluso ampollas.

Por lo tanto es primordial protegerse siempre con crema solar de factor alto, camisetas y gorras, y evitar tomar el sol de 12 a 17 horas. Si te quemas, puedes refrescar la piel rápidamente dándote una ducha fría y aplicándote una crema hidratante aftersun.

Ojo con los golpes de calor

Es otro de los grandes peligros del sol, sobre todo si no hay una correcta hidratación, y suelen provocar mareos, aturdimiento, dolor de cabeza y, en casos más graves, nauseas, vómitos, fiebre y pérdida de conciencia.

Para evitarlos, hay que beber un mínimo de 2 a 3 litros diarios de líquidos y mantenerse en la sombra y en lugares frescos. En caso de que se produzcan, se debe colocar a la persona afectada en posición semisentada y con la cabeza ligeramente elevada para favorecer la entrada del aire.

Intentaremos reducir su temperatura corporal quitándole ropa, dándole aire fresco y poniéndole paños húmedos, sobre todo en la frente y las muñecas.

Si los síntomas son graves o hay pérdida de conciencia, hay que llamar a urgencias inmediatamente.

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Uso del calzado apropiado. Tanto en playas y piscinas como para caminar por la montaña, es necesario usar calzado antideslizante y adecuado a cada entorno.

Adiós a los problemas digestivos

El cambio de rutinas en la dieta, los horarios irregulares de comidas y la incorrecta conservación de los alimentos pueden dar lugar a trastornos estomacales como intoxicaciones alimentarias, diarreas y malestar gastrointestinal.

Vigila lo que comes. Evita los alimentos crudos, las salsas que llevan huevo o leche y la comida comprada en puestos ambulantes, bebe siempre agua embotellada e intenta moderarte en tus comilonas cuando las temperaturas sean altas, una buena digestión es la clave para evitar muchos problemas estomacales.

En caso de diarrea. En principio, basta con seguir una dieta astringente e ingerir abundantes líquidos. Si las molestias persisten durante más de cuatro días o se agravan, conviene acudir al médico.

Uso del calzado apropiado. Tanto en playas y piscinas como para caminar por la montaña, es necesario usar calzado antideslizante y adecuado a cada entorno.

Con niños, hay que extremar las precauciones

Los expertos advierten que los accidentes infantiles aumentan un 20% durante los meses de verano y, entre ellos, los más frecuentes son los traumatismos y las insolaciones.

Se hace, por tanto, imprescindible aumentar la vigilancia sobre los niños para mantenerlos protegidos de cualquier peligro.

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Aunque es una estación en la que ellos disfrutan a tope, hay que extremar las precauciones.

1. En playas y piscinas, siempre alertas. Además de posibles caídas y golpes, existe el enorme riesgo de ahogamiento, por lo que no se debe dejar nunca sin vigilancia al niño, aunque éste sepa nadar, cuando esté cerca o dentro del agua.

2. No bañarse en zonas no autorizadas. Aunque debería ser algo evidente, muchos accidentes ocurren por sumergirse en áreas no recomendadas para el baño, como pantanos, embalses o lagos. Hay que evitar hacerlo en sitios que no cuenten con vigilancia o sean de difícil acceso.

3. Ojo con los cortes de digestión. Se recomienda esperar un tiempo aproximado de dos horas (especialmente tras comidas copiosas) para prevenir el choque térmico con el agua fría, que puede provocar el llamado corte de digestión.

4. ¿Y si le pica algo? En el caso de una medusa u otro animal acuático irritante, es conveniente limpiar la zona con suero fisiológico o, en su defecto, con agua de mar. Si se trata de una avispa o abeja, se puede aliviar el dolor y la inflamación aplicando hielo en una bolsa o cubierto por una tela.

5. Otitis y conjuntivitis. Los niños propensos a sufrir estas afecciones deben vigilar especialmente al sumergirse. En caso de otitis, hay que mantener protegidos los oídos con tapones y secarse bien las orejas al salir del agua. Para los ojos, es recomendable llevar gafas de buceo y limpiarlos bien con colirios y suero fisiológico.

Primeros auxilios que pueden salvar una vida

Estos consejos pueden serte útiles para ayudar en caso de emergencia hasta que llegue la asistencia médica.

1. Ahogamiento

Tras avisar a urgencias, se estirará al accidentado boca abajo y se le presionará la espalda para que expulse el agua que quede en los pulmones. Si respira, le colocaremos de costado para evitar que aspire los vómitos.

En caso de que no respire o lo haga de forma ineficaz (boqueos, escaso movimiento torácico, etc.), se deben iniciar las maniobras de reanimación cardiopulmonar, alternando 30 compresiones de pecho y dos insuflaciones por la boca, con la nariz tapada y el mentón levantado para facilitar la entrada de aire.

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¿Conoces las principales maniobras de primeros auxilios? Pueden salvar vidas en momentos clave.

2. Atragantamiento

Para intentar que expulse el objeto que le impide el paso del aire, se debe poner a la persona hacia delante y darle golpes entre los omoplatos.

En caso de que no lo expulse, hay que hacerle la maniobra de Heimlich, que consiste en abrazar por detrás a la persona accidentada y comprimir la zona situada por debajo de las costillas y encima del ombligo con el pulgar de la mano sujeto por los otros dedos.

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