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Carlos III: todo lo que tiene en su contra como rey de Inglaterra

A sus 74 años, el nuevo monarca británico está convencido de que sus ideas y proyectos salvarán a la monarquía, pero será muy complicado

Carlos III se enfrenta a una monarquía que se presenta como bastante delicada.

Valeria Polo

Con toda la pompa y la circunstancia que los Windsor llevan en su ADN, Carlos III fue coronado en la abadía de Westminster de Londres el pasado 6 de mayo, ocho meses después de la muerte de su madre, Isabel II, quien, querida y admirada por 8 de cada 10 británicos, le dejó el listón muy alto.

El actual rey, al que sólo apoya algo más de la mitad de sus paisanos –la mayoría blancos de avanzada edad–, está convencido de que la clave para aumentar el favor de sus súbditos está en modernizar la monarquía, aunque, teniendo en cuenta que accede al trono con 74 años y que en palacio se mantienen ciertos usos y costumbres del siglo XIX, lo tiene muy difícil. Por mucho que brille en Instagram, la Corona está llena de rancias telarañas burocráticas.

Mostrar modernidad y austeridad

Carlos, que siempre quiso ser un príncipe moderno, con su lucha contra el cambio climático y sus cultivos ecológicos –aunque algunos le echan en cara lo poco sostenible que son sus helicópteros y jets privados–, cree que otra buena forma de acercar la monarquía al pueblo sería dando una imagen menos ostentosa, pero los fastos de su coronación no han ayudado en ese aspecto.

Es cierto que, en comparación con la de su madre, ha sido más sencilla, con menos invitados –2.000 frente a los 8.000 de Isabel– y más breve, para no aburrir a la audiencia televisiva, que, además, por tradición, no ha podido ver partes del rito como la imposición de los santos óleos.

Sin embargo, el alarde de fastuosos ropajes, piedras preciosas de polémica procedencia, carrozas y demás parafernalia no ha hecho más que evidenciar que, en un país que, tras el 'brexit' y la pandemia, sufre una gravísima recesión económica, Carlos es el tío Gilito.

La gran admiración que despertaba Isabel II es un gran obstáculo para el reinado de su hijo.

Carlos III es el rey más rico de Europa

Según han calculado los analistas de 'The Guardian', sumando su patrimonio personal, lo heredado de su millonaria madre y sus posesiones (castillos, fincas, coches de lujo, caballos pura sangre, obras de arte, joyas...), su fortuna asciende a unos 2.200 millones de euros, lo que lo convierte en el rey más rico de Europa.

Estas cuentas, unidas a las informaciones que aseguran que su fundación, el Fondo Benéfico del Príncipe de Gales (PWCF), recibió cuantiosas donaciones de magnates saudíes y rusos, dan argumentos al movimiento #NotMyKing (#NoMiRey), que desde hace meses se manifiesta en las apariciones públicas del monarca, llegando, incluso, a lanzarle huevos.

En un país de arraigada tradición monárquica, dos grandes sectores no simpatizan con el soberano: los jóvenes y las minorías étnicas, entre las que tiene una popularidad del 38%.

La coronación del nuevo rey fue más sencilla que la de su madre, pero mantuvo toda la solemnidad y grandilocuencia del evento histórico que era.

El carruaje de oro de la familia real inglesa.

Un rey para todas las etnias y culturas de su reino

Descendientes de personas llegadas de las antiguas colonias no olvidan que la Corona ha evitado históricamente disculparse por su responsabilidad directa en el tráfico de esclavos, pero se espera que Carlos III, tal vez aprovechando, además, que el actual primer ministro, Rishi Sunak, es de origen indio, sea quien pida perdón por ello y por el expolio del Imperio, del que procede gran parte de la fortuna de la Familia Real.

Por ejemplo, la corona con la que se iba a coronar Camilla lleva el diamante Koh-i-Noor, reclamado desde hace años por India y Paquistán, por lo que fue sustituida por otra con gemas de Sudáfrica.

Carlos quiere contentar a los 56 países que forman la organización creada para mantener vínculos con las antiguas colonias, la Commonwealth, pero el invento se desinfla y su título de jefe de Estado en 14 de esas naciones peligra, pues Jamaica, Antigua y Barbuda, Australia... se plantean seguir los pasos de Barbados, que instauró la república en noviembre.

Es el primer monarca británico en tener un primer ministro de origen indio, Rishi Sunak, lo cual puede ayudarle a ganarse a las minorías étnicas.

Mediar entre Guillermo y Harry

Para muchos expertos en relaciones internacionales ha sido una lástima que la Corona haya perdido a Harry y Meghan como presidente y vicepresidenta de la organización creada por Isabel II para ayudar a los jóvenes sin recursos de la Commonwealth. Los duques de Sussex estaban haciendo una gran labor en la mancomunidad, donde, sin duda, eran mucho mejor recibidos que el actual rey o los príncipes de Gales, Guillermo y Kate, que fueron abucheados en Jamaica. Y he aquí otro de los huesos que Carlos deberá roer: las comparaciones, celos y disputas en su familia.

El relevo pisa fuerte. A Carlos le incomoda que Guillermo y Kate sean más populares que Camilla y él.

Frentes abiertos con su hermano y su hijo pequeño

Si bien insistió para que Harry asistiera a la coronación, no permitió que ni su hijo "fugado" a Estados Unidos ni su familia tuvieran un papel destacado en el evento como el príncipe Guillermo y la suya. Según algunas fuentes, al rey no le habría importado ceder un poco para limar asperezas con su hijo menor, pero el primogénito, cuya gran popularidad le otorga un importante poder en Buckingham, presionó para que no se aceptaran las peticiones de Harry.

Riñas de hermanos que el propio monarca conoce bien, pues tiene su propia piedra en el zapato: el príncipe Andrés, a quien, públicamente, ha apartado de la Corona. Nunca ha congeniado con él por carácter, por el descarado favoritismo de su madre y, obviamente, por los escándalos financieros y sexuales del duque de York.

La exposición pública de las miserias familiares hecha por Harry y Meghan aún le escuece.

La posible implicación de su hermano Andrés en algún delito, le preocupa mucho al Rey.

Reivindicar la figura de Camilla

Con el objetivo de minimizar los titulares vergonzosos, el soberano ha hecho una auténtica purga en su familia y así, en su coronación, sólo han salido con él a saludar desde el balcón de Buckingham los Windsor que trabajan para la institución: Guillermo, Kate y sus hijos, George, Charlotte y Louis; la princesa Ana, y el esposo de ésta, Tim Laurence; el príncipe Eduardo y su esposa, Sophie; el duque de Kent y su hermana, Alexandra; el duque y la duquesa de Gloucester –sus mejores amigos–... y, claro, Camilla, la mujer que casi nadie quería ver coronada.

El hijo de Isabel II lleva una eternidad reivindicando la figura de su segunda esposa y ella ha demostrado ser bastante más simpática y espontánea que él, pero nunca será Diana, la desdichada princesa de cuento elevada a los altares tras su trágico final, un fantasma contra el que los nuevos reyes no tienen nada que hacer.

Camilla no es Diana. Casi nadie en el país quería que Camilla fuera coronada reina, pues el amor y la admiración por Diana siguen vivos en el corazón del pueblo.

Carlos y Camilla, mirándose embelesados.

El aura de su madre pesa mucho en su reinado

Con semejante panorama, Dios pille confesado a Carlos... o Buda o Alá o Brahma, pues, aunque es el líder de la Iglesia anglicana, siempre ha mostrado interés por una espiritualidad de miras más amplias, estudiando los libros sagrados del Islam, yéndose de retiro espiritual con monjes ortodoxos griegos... Por eso, y porque gran parte de la población de Reino Unido no es cristiana, ha querido mostrar su sensibilidad hacia otros credos en su coronación, haciendo que las insignias reales fueran portadas por judíos, musulmanes, hindúes, sijs, budistas... aunque, eso sí, la procesión la encabezaba la Cruz de Gales, que contiene astillas de la cruz que acarreó Jesús.

La de Carlos será siempre el aura de su madre, la que fue la mujer más famosa del mundo, cuya influencia, irremediablemente, para bien o para mal, marcará el nuevo reinado británico sea largo o corto, como ella dijo.

Carlos de Inglaterra soñaba desde hacía muchos años con convertirse en Rey.

Curiosidades de un rey desconocido

Durante 74 años, Carlos ha vivido a la sombra de su icónica madre, por lo que, escándalos aparte, sigue siendo casi un desconocido, con una vida extraordinaria plagada de datos curiosos.

Aunque, cuando su abuelo Jorge VI falleció, se convirtió en el heredero más joven del Reino Unido con sólo 3 años, Isabel II no le concedió el título de príncipe de Gales hasta los 9 para que fuese consciente de la responsabilidad del cargo y no lo invistió hasta los 21.

Fue el primer heredero en obtener un título universitario en la Universidad de Cambridge.

Publicó un cuento infantil en 1980, 'El viejo hombre de Lochnager', escrito para su hermano Eduardo.

Es un apasionado pintor de acuarelas y, en el 2021, mostró 79 de ellas en una exposición. "Experimenté una necesidad abrumadora de expresar lo que veía a través de la acuarela y de transmitir ese sentido de textura casi interior que es imposible de lograr a través de la fotografía", dijo en la presentación.

Es dueño de todos los cisnes británicos, pues, desde el siglo XII, los animales de esta especie que nadan en aguas de Inglaterra y Gales se consideran propiedad del monarca. Ocurre lo mismo con esturiones, delfines y ballenas.

Tiene dos perros mestizos adoptados con Camilla: Beth y Bluebell.

En 1992, creó la marca de comida orgánica Duchy Originals, que distribuye unos 250 productos diferentes en más de 30 países, generando unos 225 millones de euros al año.

Sufrió un falso intento de atentado cuando un hombre le disparó con un arma de fogueo en Australia en 1994.

En su equipaje, siempre lleva el osito de peluche que le regaló su niñera.

Cada año manda a su astrólogo que le haga su predicción anual. También cree en el espiritismo y asegura que contacta con su tío y padrino, Lord Mountbatten, asesinado en 1981.