Alba Carrillo se alegra del despido de Lequio y afirma haber sido una víctima suya
Alba Carrillo celebra la salida de Alessandro Lequio de Mediaset y asegura que ella también sufrió su actitud durante su etapa como colaboradora
Alba Carrillo no ha pasado por alto el despido de Alessandro Lequio de Mediaset, una decisión que ha sacudido el panorama televisivo. La colaboradora de 'D Corazón' aprovechó su intervención a para expresar su alivio y reivindicar un cambio profundo en la forma de hacer televisión.
Alba Carrillo carga contra Lequio tras su despido
La modelo fue contundente desde el inicio. Explicó que, a su juicio, Lequio “ha hecho daño a muchísimas mujeres” y defendió que ya era hora de que ciertos comportamientos quedaran fuera de la pequeña pantalla.
Para ella, el cese es una consecuencia lógica del testimonio de Antonia Dell’Atte, cuya voz —sostiene— ha contribuido a equilibrar un relato en el que las mujeres, durante años, han soportado un injusto cuestionamiento. “Ya está bien de que demos cabida a la idea de que las mujeres falsifican denuncias. Son ínfimas las que lo hacen”, afirmó con firmeza.
Carrillo también introdujo un matiz personal en su intervención. Reveló que se considera “una de las víctimas” del aristócrata. Recordó que, durante su etapa como colaboradora en Sálvame, vivió momentos muy desagradables por parte del tertuliano, quien —según su versión— llegó a insinuar que ejercía la prostitución.
Aun así, señaló que no quiso llevar aquel episodio más lejos por respeto a la situación que en ese momento vivía Álex, el hijo de Lequio, un gesto que definió como “un acto de humanidad”.
El despido de Lequio reabre viejas tensiones en televisión
Alessandro Lequio en 'Vamos a ver'. Telecinco
La noticia también ha resonado en otros espacios televisivos. En Sálvame —ahora en la cadena TEN— muchos de sus integrantes recibieron la salida de Lequio como una victoria simbólica frente a Unicorn Content, la productora de Ana Rosa Quintana, con la que mantuvieron un conflicto que se prolongó durante años.
La marcha del tertuliano, uno de los rostros históricos del universo AR, se interpreta como un movimiento que trasciende lo laboral y que remueve rivalidades televisivas de largo recorrido.
Más allá del enfrentamiento entre productoras, Carrillo quiso lanzar un mensaje que conecta el caso con un debate más amplio y urgente. Recordó que “el maltrato de género existe, aunque algunos partidos no lo quieran reconocer” y subrayó que no distingue entre clases sociales ni niveles culturales. “Esto nos abarca a todas”, reflexionó, dejando claro que la televisión también tiene un papel en la forma en la que se construyen ciertos discursos.
El despido de Lequio se interpreta así como un signo de transformación. No es simplemente la salida de un colaborador, sino un síntoma de un escrutinio más exigente sobre quienes ocupan la pantalla y de una posible revisión de las dinámicas de poder que han marcado la televisión durante décadas. Entre reacciones, críticas y nuevas preguntas, lo único seguro es que este capítulo aún no está cerrado.