Emilio Gutiérrez Caba: "La institución vaticana me parece un negocio"

Más de seis décadas de exitosa trayectoria, dos premios Goya y otros tantos reconocimientos avalan la carrera de este actor de raza. Aunque jubilado desde hace años, Emilio Gutiérrez Caba se resiste a dejar una profesión que le viene de familia, ya que pertenece a una saga de reconocidos actores, de la que forman parte sus hermanas, Irene y Julia, y su sobrina-nieta Irene Escolar.

A sus 82 años, el vallisoletano sigue disfrutando del teatro y el cine, y el público y la industria continúan reconociendo su trabajo. Muestra de ello es el último galardón que ha recibido, un Premio Talía, en el madrileño teatro Fernán Gómez. Repasamos con Emilio su trayectoria, y su vida.

PRONTO: ¡Enhorabuena por el premio!

EMILIO GUTIÉRREZ CABA: ¡Muchas gracias! Para mí, es un reconocimiento y una gratitud enorme que me den un premio, especialmente por ser castellano-leonés. Es muy emocionante recibir un galardón así.

P.: Puede presumir de tener dos Goyas. ¿Qué representan los premios para usted?

E.G.C.: Son un reconocimiento de los demás, que yo agradezco mucho. Que premien el supuesto bien hacer de una persona, significa que a los demás les ha gustado lo que has hecho. Y eso supone reconocer que existes y que, lo que estás haciendo, sirve para algo.

P.: Pertenece a una de las familias teatrales más populares de este país. Aun así, si no hubiera sido actor, ¿a qué se habría dedicado?

E.G.C.: Seguramente habría sido escritor, aunque lo aventuro de una manera un tanto hipotética. En parte se debe a que he sido y sigo siendo muy buen lector.

P.: Hablando de libros, ha publicado varios a lo largo de su vida. ¿Escribiría su biografía?

E.G.C.: He escrito varios y, en ellos, ya está un poco mi biografía. No me atrevería a escribir mi autobiografía. Estas suelen ser muy tramposas. En una autobiografía, uno se pone siempre muy bien y, a veces, no responde a la realidad. Creo que la biografía de alguien la tiene que escribir otra persona, pero se va a equivocar. Y, si la escribe uno mismo, peor, porque realmente estás haciendo un panegírico a lo bien que lo has hecho en la vida.

P.: En su vida profesional ha dado vida a muchos personajes. Aun así, seguro que le ha quedado pendiente alguno.

E.G.C.: Me habría gustado hacer Coriolano, de Shakespeare, porque es una obra que me gusta mucho. Ahora ya se me ha pasado la hora de interpretarlo, aunque también he hecho papeles que no esperaba, y me han resultado muy gratificantes.

P.: Aunque oficialmente está jubilado, sigue en activo.

E.G.C.: ¡Sí! Me jubilé a los 65, aunque sigo trabajando. Ahora llevo una vida más tranquila que hace años, pero intento mantenerme activo. Me gusta salir a pasear, ir al teatro y al cine, leer y coleccionar sellos. En lo profesional, sigo haciendo recitales de poemas y funciones teatrales.

P.: Cuénteme en qué proyectos anda.

E.G.C.: A mi edad, estar haciendo cine, teatro y recitales creo que es bastante. A los 82 años, el mañana son 24 horas. No puedo prever lo que puedo hacer en seis meses o un año. Esto de la vida va muy rápido.

P.: Comparte muchos de sus proyectos en redes sociales.

E.G.C.: Sí. Publico en Facebook e Instagram. Las redes sociales me parecen importantísimas en el tiempo en que vivimos. Son una fuente de conocimiento de los demás, y de información.

P.: ¿Cómo le gustaría ser recordado?

E.G.C.: Uy... No lo sé. Eso depende de los demás. Habrá quien me recuerde bien y, otros, mal. ¡Cualquiera sabe!

P.: Hablando de recuerdos, ¿cuál le merece el Papa Francisco, recientemente fallecido?

E.G.C.: No soy creyente. Respeto mucho a las personas, pero la institución vaticana me parece un negocio. Hay gente dentro que lo está haciendo muy bien, pero la gran mayoría únicamente está ahí por el poder y por lo que representa. Y son estas personas las que siempre han negado la verdad de las cosas. Yo no creo que exista algo más allá de la eternidad, y esta dudo que sea un señor con barbas y la Santísima Trinidad.

P.: Por sus respuestas y manera de actuar, siempre ha sido una persona muy honesta y sensata.

E.G.C.: Bueno, nací en una familia teatral y me di cuenta desde el principio de la grandeza y la miseria del teatro. Soy muy consciente de que mañana puedes estar en la cumbre y, al día siguiente, abajo. Eso te hace ser realista y saber que la vida cambia constantemente.