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El Padre Ángel, rodeado de fotografías muy importantes para él. 

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"Llego a esta edad como un niño. Dicen que los mayores somos como críos y el dicho se cumple en mí. Sigo soñando como lo hacía en mi infancia", afirma el Padre Ángel, que cumplirá el 11 de marzo 85 años. 

El fundador de la oenegé Mensajeros de la Paz conrinúa con el mismo ánimo e ilusión de su adolescencia, acumulando vivencias y entrega a los demás y siendo un ejemplo de vida para muchos.

PRONTO: La aparición de tu hijo, Josué, te cambió muchos planteamientos, ¿no?

PADRE ÁNGEL: Sin duda alguna. Vino a Madrid desde El Salvador cuando era un niño, con muchos problemas físicos y le operó el doctor Cavadas. Su cariño me mantiene vivo, tiene 18 años y es todo un campeón. Se me cae la baba cuando hablo de él. Cuando me dice: "Te quiero mucho, papi", eso no se paga con nada, o cuando viene a darme las buenas noches.

El religioso quiere mucho a Josué, que ya ha cumplido 18 años y lo considera su hijo.

Descubre más sobre el hijo del Padre Ángel, en este enlace. 

"A los políticos hay tocarles la fibra del amor"

P.: ¿Cómo se convence a un político de que debe ayudar de verdad a los demás?

P. Á.: Diciéndoles que son de carne y hueso, como yo. Ellos ocupan sus puestos temporalmente, mientras que otros lo estamos hasta que el Señor nos llame. Cuando les tocas la fibra del amor, de la sensibilidad, de la solidaridad.. ¿Quién te va a dar un no por respuesta?

Aunque conoce a gente muy importante, quienes más cuentan para él son los niños.

"Mis padres me enseñaron a querer a la gente"

P.: ¿A Dios se le puede reprochar algo?

P. Á.: No. De joven te enfadas con Él por cosas, pero con el paso del tiempo te das cuenta de que Dios no se enfada contigo, por mucho que le reproches.

P.: ¿Has sentido la tentación del demonio?

P. Á.: Sí, y, a veces, ha podido conmigo. Pero sólo me pongo de rodillas ante Dios.

Con el papa Francisco.

P.: ¿De todos los grandes personajes que han pasado por tu vida quién te marcó más?

P. Á.: He conocido a personas extraordinarias como Vicente Ferrer, la madre Teresa de Calcuta o el papa Francisco, pero los que más me marcaron fueron los primeros niños de Mensajeros de la Paz y, sin duda, mi padre y mi madre, que me enseñaron a querer a la gente. Por desgracia, hay muchas personas faltas de amor y lo más importante en esta vida es querer y dejarse querer.