Teresa Perales: "Conseguir una medalla paralímpica va a ser más complicado"
La laureada nadadora solamente puede usar ahora el brazo derecho

Teresa Perales.
Una inesperada desgracia impidió a la nadadora Teresa Perales competir con los dos brazos en los Juegos Paralímpicos de París. Aun así, confía en traerse para España su 28ª medalla: todo un récord deportivo.
"He sufrido un agravamiento en mi discapacidad desde el regreso de Tokio 2020. Ahora nado sólo con el brazo derecho. En el izquierdo llevo una férula negra con los nombres de los seis Juegos en los que he participado (de Sidney 2000 a Tokio 2020) a los que he añadido ya París 2024", nos dice.

A los 19 años perdió parte de su movilidad a causa de una neuropatía. Ahora, es una de las paralímpicas más exitosas.
PRONTO: Nadar con un solo brazo es muy complicado.
TERESA PERALES: Ha sido como aprender a nadar de nuevo, pero ya me he acostumbrado a ello.

P.: ¿Hay posibilidad de lograr otra medalla?
T.P.: Espero que sí, pero reconozco que es más complicado que nunca. Ten en cuenta que compito con nadadoras que mueven los dos brazos... Pero yo entreno con el objetivo de lograr subirme al podio. Además, tendría un valor muy especial, porque hace 20 años que mi marido, Mariano, me pidió matrimonio en París.
"No soy de ahogarme en un vaso de agua, sino de tirarme al océano"

P.: ¿En cuántas pruebas compites?
T.P.: En tres, dos de mi categoría y una superior.
P.: Todo un récord, el número de medallas conseguidas en toda de tu carrera.
T.P.: Si contamos las de todo tipo de competiciones, llevo logradas 91.

Teresa en su faceta más solidaria.
P.: Y sigues centrada en tu fundación.
T.P.: Sí, con mucho ánimo e ilusión. Es una forma de devolver a otros lo que el deporte me ha dado a mí, y es por ello que la Fundación va enfocada al deporte inclusivo y la inteligencia emocional. Uno de los motivos por los que sigo compitiendo es porque quiero dar esperanzas a personas que la hacen en situaciones similares a la mía. El mundo no se acaba y se puede salir adelante. No soy de ahogarme en un vaso de agua, sino de tirarme al océano.