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La vida de George Clooney (Capítulo 2): Un secundario de TV al que Brad Pitt le robó su gran oportunidad

Rechazado y con mala suerte en los "castings" y en el amor: así fue el inicio de su dura vida en Los Ángeles

Al George Clooney le costó hacerse un hueco en el mundo de Hollywood. 

Redacción

En pocas épocas ha resultado sencillo eso de sentar a tus padres en el sofá y decirles: "Quiero ser artista" sin que ellos pongan mala cara. En el hogar de los Clooney no dieron saltos de alegría al saber que a su hijo George se le había metido entre ceja y ceja probar suerte como actor tras fracasar en su intento de convertirse en un famoso jugador de béisbol o el de estudiar Periodismo para seguir los pasos de su padre.

Como suele recordar George, "cuando vivíamos en Augusta, Kentucky, mi primo Miguel y su padre, José Ferrer, que era un actor ganador de un Oscar, vinieron a rodar una película de carreras de caballos y Miguel me dio un papelito de extra con un par de frases. Al acabar, me dijo: “Tienes que venir a Hollywood y ser actor” y yo contesté: “Vale”".

Arriba a la izquierda, entre 1984 y 1985, participó en ocho capítulos de la serie cómica "E/R". A su derecha, su papel en "The Facts of Life", que le dio cierta fama en Estados Unidos y empezó a conceder entrevistas. Abajo, salió dos veces en "Se ha escrito un crimen", en 1984 y 1987.

Se fue a Los Ángeles con sólo 300 dólares

George se lo comentó a sus padres y ellos no le respondieron que era una locura, pero tampoco le llenaron la maleta de billetes. Todo lo contrario. Le dijeron que, si quería irse a triunfar como actor, debería financiarse él solito su aventura.

Así que aquel joven de 20 años tuvo que aplacar sus ansias de triunfar y empezó a aceptar todo tipo de trabajos para ahorrar. Como el esfuerzo y la humildad es algo que siempre le habían inculcado en casa, para él no fue un trauma trabajar recogiendo tabaco, donde tan sólo cobraba 3 dólares a la hora, o vendiendo zapatos de mujer.

Tras unos meses de esfuerzo, a los 21 años, con un destartalado Chevrolet Monte Carlo y 300 dólares en el bolsillo, tomó rumbo hacia la dorada California y se plantó en Los Ángeles, concretamente, en casa de su tía Rosemary Clooney, famosa cantante y actriz, esposa de José Ferrer y madre de Miguel.

George Clooney, rechazado en sus primeros papeles

Pasar de vivir en un pueblo a una casa con piscina y cancha de tenis de la gran ciudad parecía el inicio de un sueño, y George estaba emocionado, pero no sabía que el enchufe no le serviría de nada y que recibiría tal número de "noes" que cualquier otro hubiese tirado la toalla. Sin embargo, él no lo hizo.

Incansablemente, se empezó a presentar a todo tipo de audiciones. Como nunca lo cogían y no quería que sus tíos lo mantuvieran, se puso a trabajar de casi de todo: vendiendo limonadas, haciendo caricaturas en centros comerciales, de peón de la construcción... La mala suerte lo acompañaba incluso en ese tipo de profesiones, pues fue vendedor de seguros y su primer cliente falleció al día siguiente de firmar la póliza. "Lo pasé muy mal al mudarme a California, así que, en el fondo de mi alma, aún me siento como un desempleado", reconoció el actor al cumplir 50 años.

Hacer de chófer a su tía le hizo conocer los entresijos de la profesión

Su tía, al verlo tan abatido en aquel momento, en el que sentía que su sueño se le escapaba, le ofreció ser su chófer, una experiencia que le sirvió a George para conocer de primera mano los entresijos de la profesión, pues él llevaba a Rosemary a rodajes y a todo tipo de eventos relacionados con la industria.

Cuando llevaba un año viviendo con su tía, y mientras estudiaba interpretación, gracias a su trabajo en la construcción Clooney pudo emanciparse y mudarse al apartamento de un amigo, Tom Matthews, donde descansaba como podía en una cama plegable para luego ir a "castings", en los que desgraciadamente siguió siendo rechazado.

Las cosas comenzaron a cambiar a partir de los 23 años

Por fin, en 1984, a los 23 años, consiguió un pequeño papel en una serie de televisión. Fueron sólo ocho capítulos en la comedia de situación "E/R" –no confundir con "ER", el nombre en inglés de "Urgencias", la serie que lo encumbró–, pero parecía que la suerte empezaba a sonreírle a aquel chaval que no pudo pagarse un dentista en 10 años, pero cuya sonrisa se colaba en los hogares norteamericanos a través de la televisión.

Y es que poco a poco, su teléfono empezó a sonar y, en seis años, Clooney apareció en series como "Hotel", "Se ha escrito un crimen", "Las chicas de oro", "El halcón callejero", "Roseanne"... 

A la izquierda, en 1987, enamoró con su "look" a "Las chicas de oro". A la derecha, en "Loca academia de combate", una de las poquísimas películas que hizo en los 80. 

George Clooney vivió con la mujer de John Travolta

Mientras triunfaba en la tele, empezaba a acumular fans y a vivir sus primeros romances más sonados, como el que mantuvo en 1988, a los 27 años, con Kelly Preston, la actriz norteamericana que fue esposa de John Travolta desde 1991 hasta que falleció a causa de un cáncer de mama.

A la izquierda, el cerdito Max, hasta la fecha, ha sido su "pareja" más duradera, pues estuvieron juntos 18 años. A la derecha, el romance que vivió con Kelly Preston en 1988.

Ambos se fueron a vivir juntos y ella le regaló un cerdito vietnamita llamado Max que, tras su ruptura, sólo unos meses después, acompañaría a Clooney como mascota la friolera de 18 años. De hecho, no era raro que se lo llevara a rodajes o, incluso, a ruedas de prensa, y muchos, hasta él mismo, decían que era su única relación duradera.

Poco después de romper con Kelly, inició una relación con Talia Balsam, dos años mayor que él. El suyo fue un flechazo tan fuerte que, cuatro meses más tarde, se subieron a una autocaravana con rumbo a Las Vegas y, sin pensárselo dos veces, se dieron el "sí, quiero" el 15 de diciembre de 1989. "En aquel momento yo no estaba listo para casarme. No fue justo para Talia", ha reconocido tiempo después el actor, que aguantó con el anillo en el dedo menos de cuatro años, divorciándose en septiembre de 1993. Poco después, casi a modo de promesa, declaró rotundamente ante los medios que no volvería a casarse nunca.

Se le resistían las películas taquilleras

Así, a mediados de los años 90, George Clooney volvía a ser un soltero de oro que iba haciendo sus pinitos en la tele, triunfando especialmente gracias a "Roseanne". Por el contrario y para su desgracia, en el cine le pasaba lo mismo que en sus relaciones: siempre le decían "no te queremos".

A George se le resistían casi todos los "castings" a los que se presentaba. En 1988 apareció en "El retorno de los Tomates asesinos", pero fue rechazado para películas tan taquilleras como "Leaving las Vegas" y "Reservoir Dogs", de Quentin Tarantino, quien acabaría de dar un empujón a su carrera cuando lo fichó para "Abierto hasta el amanecer", en 1996. 

A la izquierda, la serie "Roseanne" supuso un gran salto en su carrera. Odió a Brad Pitt, que luego sería uno de sus mejores amigos en Hollywood, por robarle un importante papel.

George Clooney no encajaba en "Thelma y Louise"

Dos años antes de eso, George se había preparado con gran ilusión para la audición de "Thelma y Louise", donde aspiraba a interpretar al joven autoestopista y ladrón que se liga a Geena Davis y acaba desplumando a las protagonistas, pero los directores de "casting" pensaron que ni su rostro ni su físico encajaban, y le dieron el papel ni más ni menos que a Brad Pitt, que, por entonces, también era inexperto en el séptimo arte y tan sólo tenía algo de rodaje en televisión.

Tan grande fue el cabreo de Clooney al ser rechazado que no quiso ni ir al cine cuando se estrenó la película, perdiéndose todo un éxito de taquilla que llegó a recaudar más de 45 millones de dólares. Y, para colmo, aquello supuso el fulgurante despegue de la carrera de Brad, algo que enfureció mucho más al de Kentucky, aunque años más tarde se harían grandes amigos.

Tras 14 años en Los Ángeles, George estaba empezando a perder la esperanza debido a los rechazos del cine y a su divorcio, pero no tendría que esperar mucho para que su suerte cambiara: su éxito y su plataforma hacia el estrellato estaban aguardándolo con "urgencia" a la vuelta de la esquina.