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La madre de Ugur está muy enfadada con todos.

La madre de Ugur está muy enfadada con todos.

A.M

¡No hay forma de que los protagonistas de “Mi hija” nos den un respiro! La semana pasada sufrimos tremendamente con Ugur en la pedida de mano de Sevgi, pues el comisario Hussein se negaba a dar su bendición para que su adorada hija se pudiera casar con él, y encima todo se complicó por culpa de las margaritas que el novio llevó a su casa, pues le causaron un tremendo ataque de alergia. Por suerte, finalmente entró en razón y accedió a que Ugur tome por esposa a su hija. Sin embargo, cuando parecía que la felicidad había llegado por fin a las vidas de todos, la escena final del capítulo nos dejó sin respiración: cuando Demir trataba de devolver el dinero encontrado a Omer, que lo perdió en el parque, acaba siendo detenido ¡y acusado de ladrón!

Öykü consigue liberar a su padre

En el capítulo de este domingo veremos cómo Demir intenta contarles que todo es un malentendido, que es inocente, y Öykü –que contempla la escena cuando va camino del colegio– se derrumba al ver a los policías arrestando a su padre. Entre lágrimas y desesperada, la niña les cuenta que fue ella la que encontró el sobre cuando estaba jugando en el parque. Al ver que todo es un malentendido, Omer les dice a los agentes que se vayan, que no va a poner ninguna denuncia. Demir le recalca a su hija que la lección de todo ello es que robar no es bueno. 

 

 

Öykü llega tarde a clase al igual que Demir, que debe disculparse nada más llegar al restaurante. Su jefe no está enfadado, pero tiene para él un encargo muy importante: el maitre del restaurante se ha puesto enfermo y le pide a Demir que lo sustituya, pues un crítico gastronómico muy importante está a punto de llegar y quiere que todo esté perfecto para que quede contento. Se trata de un crítico con muy mal genio y muy severo en sus críticas, así que Demir debe esforzarse porque todo salga bien.

En el cole, a la hora del recreo, Öykü e Ylaida tienen una charla profunda y por fin hacen las paces y se convierten en grandes amigas. Menos contenta que las niñas está la señora Mufide, que regresa a su casa después de enterarse por los vecinos que su hijo le ha pedido matrimonio a Sevgi sin habérselo comunicado a ella. Está realmente furiosa con todos menos con Öykü, a la que sorprende con su presencia cuando la niña regresa del cole. 

 

 

En el restaurante, todo va de maravilla. Demir atiende con mucha amabilidad y profesionalidad al crítico y acierta totalmente con las sugerencias que le hace del menú, por lo que éste acaba marchándose del restaurante encantado. “La comida estaba deliciosa, pero en especial el servicio ha sido excelente. Su maitre me sugirió la comida de forma muy detallada y a mi gusto”, dice el crítico al marcharse ante la alegría del jefe. 

A la salida del trabajo, Demir recibe una llamada de Omer. Quiere encontrarse con él para contarle algo importante en persona, así que quedan en la cafetería. Omer le ofrece a Demir un sobre lleno de dinero como ayuda, pues se siente mal por el malentendido con la policía y sabe que Demir ahora es un hombre honrado y lo está pasando mal. “Me harías muy feliz si lo aceptas”, le dice.  

Mufide se niega a que Ugur y Sevgi se casen

Mientras, Ugur y Cemal regresan a casa y se sorprenden al encontrar a Mufide, que está tremendamente enfadada con su hijo y exige respuestas por no haber contado con ella para el tema de la boda con Sevgi. La abuela los abronca a todos por actuar a sus espaldas y les dice rotunda que no habrá boda. “Por encima de mi cadáver”, replica. La situación es muy tensa y Demir entra al dormitorio, donde Öykü está haciendo los deberes. Ambos hablan y la niña le dice que él, como Ugur, también debería casarse con Candan con una boda de verdad en la que la novia luzca un vestido precioso y con cola. 

A la mañana siguiente, Demir despierta a Ugur, pues se le ha ocurrido algo para convencer a Mufide de que haya boda: el plan es por un lado decirle a la anciana que el comisario Hussein quiere ir a cenar a su casa con su hija para conocerse y pedirle su bendición, y por el otro decirle a Hussein que Mufide la ha invitado. “Cuando tu madre vea llegar a su querida nuera, se ablandará y se le pasará el enfado”, le dice Demir a su amigo, que acepta el plan aunque suponga tenderles una “trampa” a ambos. 

 

 

Demir después se marcha solo, pues una vez tiene en su poder el dinero que le ha dado Omer, por fin se ha decidido: quiere alquilar una casa. Así que va a ver una con un agente inmobiliario y le encanta. Es antigua, pero le parece una opción maravillosa una vez le dé una mano de pintura.     

Buenas noticias para Demir: casa, ascenso ¡y boda!

Ugur lleva a cabo el plan de Demir y llama primero a Mufide para decirle que Hussein quiere ir a su casa, para llamar luego al comisario para decirle que su madre lo ha invitado. Todo está organizado para su encuentro por la noche. Mientras, en el restaurante Demir les cuenta a sus amigos que ha visto una casa y que ya ha firmado el contrato. En ese momento el jefe le da una gran noticia: el crítico ha hecho un gran artículo sobre el restaurante. Además, le dice que su maitre ha dimitido, así que lo ascienden. 

En casa de Mufide, las chicas limpian y preparan la casa para la gran visita. Ugur y Demir van directos para allá al salir del trabajo, y Ugur se muestra súper nervioso cuando su prometida y su “querido suegro” aparecen. La cena transcurre de maravilla y todos están felices por la boda, que deciden que se hará allí mismo, en la casa de Mufide y usando el jardín y parte de la calle para su celebración. “¿Sabe qué, comisario? ¡Habrá una boda doble!”, dice de repente Demir ante la sorpresa de Candan. 

 

 

Cuando los invitados se han ido y están a solas, Demir le cuenta a Candan que ya tienen casa y le dice que lo de la boda no es negociable, que será una boda doble.

A la mañana siguiente todos van a ver la casa y a Öykü y a Candan les encanta. “Convertiremos todo esto en un maravilloso hogar”, dice Candan ilusionada. De repente llegan Cemal, Ugur y Sevgi con brochas y pintura, y todos se ponen manos a la obra. 

Demir habla con Cemal y se emociona al pensar que hace un año su vida era completamente diferente, pero ahora es un hombre decente, casado y con una hija a la que ama. No le puede pedir más a la vida. Cemal sigue dolido por la marcha de Asu, pero está feliz por compartir su vida con sus amigos. “Juntos nadie podrá detenernos”, le dice Demir.   

 

 

 

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