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El capítulo de este domingo de "Mi hija" promete no defraudar...

El capítulo de este domingo de "Mi hija" promete no defraudar...

Redacción

El trepidante final de “Mi hija” está a la vuelta de la esquina. Ya sólo quedan previsiblemente dos capítulos -podrían ser tres dependiendo de cómo los dividan- para que las aventuras de Demir y Öykü lleguen a su fin. 

Este domingo, Antena 3 ha decidido estrenar en prime time una nueva serie turca que promete engancharnos, “Infiel”, pero tras ella podremos ver un nuevo capítulo de “Mi hija” que te va a seducir porque los personajes van a vivir una celebración muy especial, aunque no acabará tan bien como desearían… 

La semana pasada vimos cómo, tras la travesura de Öykü y sus amigos al escaparse del colegio para intentar ganar dinero, Demir se queda algo preocupado, pues la niña le confiesa que realmente no sabía llegar al cole de vuelta porque había olvidado cómo hacerlo y teme que la enfermedad haya vuelto de nuevo a su vida. 

Demir y Ugur consiguen trabajo

Por otro lado, un doble golpe de suerte llega a sus vidas: por un lado, Cemal les consigue trabajo de camarero y lavaplatos a Demir y Ugur, y por otro Öykü encuentra en el parque un sobre misterioso que puede darles la oportunidad de emprender una nueva vida, pues está repleto de billetes. 

Con ese gran secreto en la mochila, cuando vuelven a casa la niña guarda el sobre debajo del colchón sin decirle nada a Candan. Tampoco suelta prenda en la cena, aunque Demir se da cuenta de que algo le pasa, porque Öykü está más callada de lo habitual. Para disimular, ella le dice que está cansada, lo que hace que la preocupación de su padre aumente. Más tarde, ya en la cama, después de que su padre le lea un cuento, Öykü revisa su tesoro. Está inquieta por ese secreto que sabe que puede cambiar el futuro familiar. 

Demir, mejor persona gracias a Öykü

A la mañana siguiente, cuando la niña llega al cole, le confiesa a Merchan que ha encontrado un sobre lleno de dinero. “No se lo he dicho a mi padre porque me da miedo”, le dice ella antes de ir corriendo a clase.  

Demir habla con Sevgi por teléfono para preguntarle si ha notado rara a Öykü. Demir le cuenta que va a ayudarla a preparar su examen de matemáticas, y se extraña cuando la profesora le dice que no tienen examen. Preocupado, llama al médico para concertar una cita. 

Ya en el trabajo, Demir se juega su nuevo puesto como camarero cuando ve que un cliente quiere obligar a su hijo a fingir que la comida le ha sentado mal para no pagarla. Él recuerda cuando nada más conocer a Öykü hizo lo mismo: la obligó a fingir dolor de estómago para no pagar. Demir decide pedirle dinero a Cemal y Ugur para pagar la consumición de los clientes, y le pide al padre que no vuelva a hacerlo más. A la salida, los amigos reflexionan sobre lo mejores personas que son gracias a Öykü, pues sus vidas se han encauzado. 

¿Qué hará Öykü con el dinero?

Ya de noche, Sevgi se arregla para ir a cenar a casa de Ugur con sus amigos, pero su padre se enfada y le prohíbe salir. “No quiero que veas a ese mendrugo”, le dice, antes de recordarle que sus amigos “son gentuza”. Ella, sin embargo, se va de casa para asistir a la cena. Candan lo ha preparado todo, y eso que Demir le pregunta con preocupación si con el dinero que tenía le ha llegado para todo. 

Öykü escucha a sus padres hablar de dinero y se calla su secreto. Sevgi se marcha pronto con la excusa de que no quiere que su padre se preocupe, y Ugur la acompaña a su casa. Él nota que su chica está rara y cuando se acerca a casa ella le dice que prefiere que su padre no lo vea. Pero es tarde, el comisario Hussein enfurece y acaba metiendo a su hija dentro de casa y despreciando a Ugur. De vuelta a casa, recibe un mensaje de Sevgi en el móvil que dice: “He discutido mucho con mi padre, lo mejor es que no sigamos viéndonos”. Ugur se queda desolado. 

Ugur, dispuesto a dar el paso con Sevgi

En casa, Demir le dice a su amigo que lo que debería hacer es “una proposición” formal, que le pida oficialmente que sea su novia y estén comprometidos. “¿Sabes qué voy a hacer, pedirle matrimonio?”, dice Ugur todo lanzado. Ilusionado, llama a Sevgi y le dice que al día siguiente irá a su casa a pedir su mano. “Estás loco”, le dice Demir. 

A la mañana siguiente, Ugur está preocupado y a punto de volverse loco: quiere casarse pero no sabe cómo enfrentarse al Comisario. “Estoy sin blanca y soy un desgraciado”, se lamenta, ante lo que Öykü le dice que está equivocado, que es una persona divertida y con un gran corazón, y lo anima diciéndole que su profe lo quiere “de aquí a la luna”. Todos lo tranquilizan, aunque él está agobiado porque no tiene dinero ni para un traje. 

En su casa, Sevgi ha preparado un desayuno especial para darle la noticia a su padre, pero le cuesta abordar el tema. No se atreve a decirle que por la noche Ugur irá a pedir su mano

Mientras, Demir y Candan hablan sobre cómo afrontar sus gastos, y Öykü los escucha preocupada. Luego, va a buscar su sobre escondido y saca un billete para participar en una colecta que se está haciendo en su clase para comprar comida para los gatos que hay en el colegio. En el cole, la niña que recoge el dinero apunta lo que cada uno aporta, y Sevgi se sorprende al ver que Öykü ha puesto un billete de 100. En el patio, le pregunta que de dónde lo ha sacado, pero Merchan da la cara por ella y dice que el dinero era suyo para protegerla.  

 

¡Encuentran al dueño del dinero!

Ya en casa, Candan y Öykü se arreglan para la gran pedida de mano. Ugur y sus amigos tienen listo el ramo de flores y los bombones, pero él está preocupado por la pedida. Cuando están tomando un té, hablan con un hombre en la mesa de al lado que se lamenta porque ha perdido el dinero de su pensión en un parque. “Ya no nos queda humanidad, somos muy egoístas”, dice Cemal, sin saber que ese dinero está más cerca de lo que ellos podrían imaginar. 

Por la tarde, cuando el Comisario Hussein llega a su casa, ve que su hija está muy rara… Y al anochecer, Ugur, acompañado por Demir, Candan, Cemal y Öykü se arreglan para ir a casa de Sevgi. Mientras, el comisario está en casa cansado y se quiere ir a dormir, y Sevgi intentar retenerlo. “¿Por qué te has arreglado tanto?”, pregunta extrañado. “¡Ni que fuera a venir un pretendiente a pedir tu mano!", bromea. Entonces le dice que si quiere salir, que lo haga, pero que no quiere que vea a Ugur. Entonces suena el timbre de la puerta. 

Una pedida de mano accidentada: ¿Dará el comisario su brazo a torcer?

Dentro de la casa la situación es tensa, y más cuando los invitados se enteran de que el comisario no sabe para qué han ido, pues la profesora no se ha atrevido a decírselo. “¿Qué pasa aquí?”, dice el comisario, ante lo que nadie se atreve a decirle la verdad. “Sevgi, ¿hay algo que quieras decirme?”, dice ya Hussein escamado. “Esto no pinta bien”, le  susurra Ugur a Cemal.

“¿Qué estáis haciendo aquí? ¡Espero que no sea lo que pienso!”, les dice el comisario a los chicos mientras las chicas están en la cocina preparando una tradición: la taza de café del hombre que le pide la mano a una mujer lleva sal. Cuando en el salón Ugur bebe y tose, el comisario sabe que sus sospechas son ciertas: él va a pedirle a su hija en matrimonio. Enfadado, le pregunta a Sevgi que si no quiere a su padre. Le deja claro que no aprueba su relación. “¿Por qué debería yo darle la bendición a este idiota?”.

Entonces, mientras todos se miran apurados, Öykü toma la palabra: “Señor Hussein, Ugur no es ningún idiota. Es cierto que hizo cosas malas antes, pero ya no las hace. Tiene un gran corazón y siempre alegra a los demás. Y mi profe la quiere mucho, y Ugur a ella. Estoy segura de que Ugur hará muy feliz a mi profe”, dice la niña. Pero entonces, el comisario empieza a sentirse mal. Sufre un ataque de alergia ¡pues las margaritas que Ugur ha llevado a la casa le dan alergia! ¿Se repondrá el comisario y dará su bendición a su hija para que se case con su enamorado?  

 

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