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EPOC: así puedes prevenir su aparición

La enfermedad pulmonar obstructiva crónica afecta a más de tres millones de personas y el 75% de ellas no están diagnosticadas

La causa principal del EPOC es el tabaquismo, así que la mejor prevención es dejar de fumar, pero existen otras pautas que pueden frenarla.

Nereida Domínguez

Sección coordinada por la doctora María José Peiró, especialista en Medicina Familiar, con más de 10 años de experiencia tanto en el ámbito público como privado. Máster en nutrición y dietética.PAL- Luis Palomino

Uno de cada cuatro fumadores desarrollarán EPOC, una enfermedad respiratoria de los pulmones que puede llegar a ser muy incapacitante y tiene un gran impacto en la calidad de vida.

Es silenciosa, ya que aparece lentamente y sin síntomas evidentes en fases iniciales, por lo que suele diagnosticarse a edades avanzadas, cuando el daño ya está hecho.

Dejar el tabaco cuanto antes es el primer paso para prevenirla, así como realizarse pruebas neumológicas regulares, sobre todo si se fuma, y seguir unos hábitos saludables que reduzcan las posibilidades de sufrirla.

¿Cuáles son los primeros síntomas de EPOC?

La enfermedad pulmonar obstructiva crónica obstruye el flujo de aire desde los pulmones y está provocada por dos dolencias, el enfisema pulmonar y la bronquitis crónica. En la primera, se destruyen los alvéolos (unas pequeñas bolsas de aire que se encuentran al final de los bronquios), y en la segunda, los bronquios se inflaman y estrechan. Puede sufrirse una de ellas o las dos, que es lo más habitual.

Aparecen poco a poco y las primeras señales de alarma son disnea (dificultad para respirar), tos crónica y mucosidad abundante. La falta de aire se agrava con el tiempo, empezando con ahogos al hacer algún ejercicio físico hasta llegar al cansancio extremo en actividades cotidianas como ducharse o vestirse.

Otros signos de alarma son silbidos al respirar, presión en el pecho, infecciones respiratorias frecuentes, fatiga sin motivo aparente, hinchazón en las piernas debida a la insuficiencia cardíaca e incluso pérdida de peso importante.

¿Cuáles son las causas de la EPOC?

La causa fundamental del desarrollo de la EPOC es ser fumador (tanto activo como pasivo), por lo que lo mejor para prevenir esta patología es dejar de fumar y evitar exponerse al humo cuanto antes mejor.

Desde la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica avisan de que las probabilidades de desarrollar la enfermedad aumentan cuanto más tiempo lleva la persona en contacto con el tabaco e indican que la prevalencia de EPOC en fumadores de 40 años es más baja que entre los de 60.

Por lo tanto, abandonar este mal hábito cuanto antes es primordial para prevenir su aparición. Además, existen otros factores de riesgo que inciden en el desarrollo de esta dolencia.

Cero tabaco. La exposición a su humo, tanto activa en todas sus vertientes (cigarrillo, tabaco de liar, vapeo, etc.) como pasiva, es el principal desencadenante.

Contaminación ambiental

La polución atmosférica y la exposición laboral a sustancias irritantes y vapores o gases químicos, e incluso al polvo, obstruyen nuestros pulmones y pueden ocasionar enfermedades respiratorias crónicas, por lo que resulta imprescindible usar un equipo de protección.

Infecciones previas

Si se han sufrido de forma repetida durante la infancia, predisponen a padecer EPOC en el futuro. Es muy importante que tanto las personas más propensas como aquellas diagnosticadas con EPOC se vacunen cada año contra la gripe y cada cinco contra el neumococo, una bacteria implicada en muchas infecciones pulmonares que pueden agravar la obstrucción respiratoria.

¿Cómo se puede controlar el EPOC?

Como en cualquier patología, mantener unos hábitos saludables en cuanto a alimentación y ejercicio no sólo ayuda a evitar la aparición de la EPOC, sino que consigue limitar sus síntomas y mejorar la calidad de vida de los afectados.

Alimentos protectores

Una correcta nutrición nos fortalece ante posibles infecciones, además de prevenir patologías que pueden complicar la enfermedad obstructiva. Por otra parte, los alimentos nos aportan energía y una persona con EPOC precisa diez veces más calorías para realizar algunas actividades que una sana.

Así que se debe seguir una dieta equilibrada, que incluya alimentos de todos los grupos (frutas, vegetales, lácteos, cereales, fibra, proteínas, etc.), evitando aquellos de escaso valor nutritivo o los que provocan gases o sensación de pesadez, y limitando la ingesta de sal y de bebidas con cafeína.

Ejercicio controlado

El deporte aumenta nuestra capacidad pulmonar, por lo que se recomiendan las actividades aeróbicas más suaves, como caminar, y la práctica diaria de ejercicios respiratorios y de aquellos que fortalezcan la musculatura superior, como las pesas. Todos ellos mejoran la respiración y la calidad de vida de las personas con problemas pulmonares.

Ejercicios respiratorios. Cualquier tipo de actividad que conlleve una mejora de la respiración ayuda a aumentar la capacidad pulmonar y calma muchos síntomas.

Buenos hábitos que alivian las molestias de EPOC

Descansa adecuadamente

Procura irte a dormir siempre a la misma hora y realiza antes alguna actividad tranquila para relajarte. Si por las noches te cuesta respirar, añade una almohada más a tu cama para dormir ligeramente incorporado.

Vigila tu peso

El sobrepeso dificulta la respiración e incrementa el riesgo de hipertensión, diabetes o enfermedades coronarias, agravantes de la EPOC. Por otro lado, tener un bajo peso deja al cuerpo sin energía y con un sistema inmune más deficiente.

Aléjate del estrés

Las limitaciones diarias que conlleva una enfermedad crónica pulmonar suelen provocar estados de ansiedad, que dificultan la respiración. Los fármacos para combatirlos pueden ser contraproducentes para la función respiratoria.

Mantente hidratado

La ingesta continua de líquidos ayuda a extraer el exceso de mucosidad provocado por la EPOC.

Adáptate

No hagas esfuerzos sin necesidad, debes incorporar nuevas rutinas a tu estado de salud actual, sin forzar.

Los tratamientos más eficaces para frenar la EPOC

El diagnóstico precoz es clave para combatir la EPOC, por lo que los fumadores deberían realizarse, a partir de los 40 años, una espirometría anual para medir su función respiratoria y detectar una obstrucción crónica de las vías respiratorias. A partir de ella, el especialista pautará el mejor tratamiento.

Fármacos

Los más comunes son los broncodilatadores, unos inhaladores que relajan y abren los bronquios, favoreciendo el paso del oxígeno, y también los esteroides inhalados, para reducir la inflamación de las vías respiratorias.

Rehabilitación respiratoria

Esta terapia tiene como objetivo enseñar a manejar correctamente la enfermedad, mejorando la disnea, la capacidad de esfuerzo y la calidad de vida de los afectados mediante entrenamientos físicos, consejos nutricionales y apoyo psicológico, entre otros programas.

Tratamiento con oxígeno

En etapas avanzadas de la enfermedad o en pacientes con EPOC que tienen niveles de oxígeno en la sangre sumamente bajos, se hace necesario el uso de oxígeno en el propio domicilio, a través de una sonda nasal o de una mascarilla.

Éste se podrá pautar también de forma portátil, para permitir a la persona con EPOC realizar actividades fuera de su casa. Este tratamiento alivia la mayoría de síntomas y mejora las capacidades físicas y respiratorias del paciente.

Cirugía

El tratamiento quirúrgico se utiliza con muy poca frecuencia, en casos muy concretos y únicamente cuando el resto de medidas no han dado resultado. Las técnicas más utilizadas son la cirugía de reducción del volumen pulmonar, que se usa para mejorar la respiración en algunas personas con enfisema pulmonar grave, o bien el trasplante de pulmón.