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Ictus en jóvenes: las causas de su alarmante crecimiento

Esta patología, que se relaciona con la edad, ha crecido un 25% los últimos veinte años entre los jóvenes. Conoce por qué y cómo puede prevenirse

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Nereida Domínguez

En España, cada seis minutos se produce un ictus. Esta enfermedad es una alteración súbita de la circulación de la sangre que llega al cerebro ya sea por un taponamiento –un 80% de los casos– o por la rotura de una arteria cerebral. Esto provoca disfunciones cerebrales transitorias o definitivas.

Este accidente cerebrovascular que hace unos meses sufrió Kiko Rivera con sólo 38 años ha puesto de manifiesto la importancia de prevenir y detectar precozmente esta enfermedad, no únicamente en la gente de edad, sino entre los jóvenes.

La Sociedad Española de Neurología estima que, en los próximos 10 años, en Europa, aumentarán un 34% los casos de ictus, un 45% las muertes por esta causa y un 25% el número de supervivientes con discapacidad. Un trabajo publicado en el "BMJ Journals" concluye que de los 15 millones de ictus que se registran al año, un 10-15% ocurre a menores de 50 años, un porcentaje que la Sociedad Española de Neurología sitúa en el 16%. De hecho, en los últimos 20 años entre los jóvenes ha habido un incremento del 25% de ictus.

Las principales razones del aumento de ictus en jóvenes

Pero el 90% de casos se podría evitar con un estilo de vida saludable. La hipertensión, la diabetes y la hipercolesterolemia, principales factores de riesgo, están relacionados con unos malos hábitos como la dieta desequilibrada y el sedentarismo.

Hipertensión. Un 25% de españoles de entre 25 y 45 años tiene la presión arterial elevada, lo que debilita y endurece los vasos sanguíneos e incrementa hasta cinco veces el riesgo de ictus. Es una pandemia silenciosa porque se puede sufrir sin síntomas y cada vez es más habitual entre los jóvenes. Según la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP), la prevalencia de la hipertensión en niños y adolescentes se explica por el incremento de la obesidad infantil.

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Es aconsejable controlar la tensión arterial regularmente y tomar medidas cuando ésta se sitúa por encima de 140-90 mm Hg.

Diabetes tipo 2. Se caracteriza por unos niveles altos de azúcar en sangre y ha aumentado entre los jóvenes por las dietas ricas en azúcares, el sobrepeso y la falta de ejercicio. Padecerla provoca alteraciones en los vasos sanguíneos y eleva entre dos y cuatro veces el riesgo.

Obesidad. Se relaciona con un incremento de ictus entre la población más joven al propiciar la hipertensión y unos niveles de colesterol y de triglicéridos (un tipo de lípidos que se encuentra en la sangre) altos. La obesidad abdominal es la más peligrosa. En España, un 17,3% de niños menores de 16 años es obeso y acumular factores de riesgo desde una edad temprana parece aumentar el riesgo de ictus a los 30 y 40 años.

Colesterol alto. Una dieta rica en ácidos grasos trans y grasas saturadas (frituras, galletas, bollería industrial, snacks, carnes procesadas, margarina, etc.) eleva los niveles de esta sustancia grasa en el organismo relacionada con un mayor riesgo de taponamiento de las arterias.

Sedentarismo. El 45% de los españoles de 15 a 25 años no realiza ninguna actividad física.

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Caminar como mínimo unos 30 minutos diarios ayuda a prevenir esta enfermedad, que se propicia a los 30 y 40 años cuando se han acumulado factores de riesgo desde la infancia.

Tabaquismo. Ser fumador significa tener entre dos y cuatro veces más riesgo de ictus, un hábito que en los adolescentes españoles se sitúa en un 15,1% entre las chicas de 15 a 24 años y en un 20% entre los chicos de esta misma edad, según los datos del Instituto Nacional de Estadística.

Alcohol. El consumo excesivo de bebidas alcohólicas y más cuando se produce en un corto período de tiempo y da lugar a borracheras también se relaciona con una mayor probabilidad de ictus.

Consumo de sustancias. El 21% de las personas de menos de 35 años que había sufrido un ictus tomaba drogas como la cocaína y la marihuana.

Estrés. Según un estudio del Hospital Clínico San Carlos de Madrid podría multiplicar por cuatro el riesgo.

Anticonceptivos orales. Una revisión publicada en la revista "Stroke" señala que las mujeres de 35 años tienen un 44% más de probabilidades de padecer ictus que los hombres de la misma edad. Aunque no está clara la razón, podría relacionarse con estos fármacos sobre todo si la mujer fuma.

Coronavirus. Esta enfermedad se vincula con una mayor incidencia de accidentes cerebrovasculares graves en personas jóvenes en los últimos tiempos.

Presta atención a los signos de alarma

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En un 50% de casos de ictus que ocurren en menores de 45 años pueden quedar secuelas que incapacitan. Para evitarlo, es vital recibir tratamiento lo antes posible. Estamos ante una enfermedad tiempo-dependiente, es decir, cada minuto sin irrigación cerebral implica la muerte de millones de neuronas. Los síntomas del ictus suelen aparecer súbitamente y basta tener uno de ellos para acudir a urgencias o llamar al 112, incluso si desaparece a los pocos minutos. Éstos son los más habituales.

1 Entumecimiento o pérdida de la sensibilidad o fuerza en la cara, en un brazo o una pierna en uno de los lados del cuerpo. Haz la prueba de mantener levantados los dos brazos al mismo tiempo. No poder elevar uno o que uno se caiga al cabo de diez segundos es un signo de alarma.

2 Dificultad para hablar. La persona puede tener problemas para pronunciar las palabras, para hacerse entender y para comprender lo que se le dice.

3 Alteración de la visión. Puede verse doble o perderse la vista en uno o en ambos ojos.

4 Pérdida de equilibrio. Puede presentarse dificultad para caminar, mantenerse de pie o coordinar movimientos.

5 Caída de la boca. Se suele caer hacia un lado y, cuando intentas guiñar un ojo y después el otro, la musculatura de un lado de la cara no responde.

Así puedes prevenirlo

El 90% de los ictus y más en personas jóvenes puede evitarse introduciendo nuevos hábitos de vida como los que enumeramos a continuación.

HACER EJERCICIO. Realiza un mínimo de 30 minutos diarios de ejercicio moderado (caminar, nadar, ir en bicicleta, etc.). Ayuda a prevenir y a combatir la hipertensión, disminuye los niveles de colesterol malo (LDL) asociados a un mayor riesgo de obstrucción arterial y aumenta el colesterol bueno (HDL), que arrastra los lípidos de las arterias.

Ejercicios de hombro.

Ejercicios de hombro.

DIETA RICA EN SAL. Es importante disminuir la ingesta de este condimento para controlar la hipertensión. Según la OMS, su consumo no debería superar los 5 gramos al día. Procura no añadirla a los alimentos –puedes sustituirla por especias–, evita los procesados, las conservas y los frutos secos salados, los embutidos y las salsas como la de soja que la suelen llevar incorporada.

CHEQUEOS REGULARES. Controla la tensión arterial para asegurarte de que no está elevada, es decir, por encima de 140-90 mm Hg. Una vez al año mide los niveles de colesterol y de glucosa en sangre, entre otros valores, mediante un análisis que evalúe estos factores de riesgo.

SOBREPESO. Se estima que tener un índice de masa corporal igual o superior a 25 aumenta un 22% el riesgo de ictus. Éste se calcula dividiendo el peso en kilos por el cuadrado de la estatura en metros. Además de hacer ejercicio, ponle freno con una dieta que incluya cinco o más porciones de frutas y/o verduras al día.

TOMARSE EL PULSO. Adquirir este hábito puede ayudar a detectar y a consultar al médico alteraciones del ritmo cardíaco asociadas a un mayor riesgo de ictus.

EVITAR LA CONTAMINACIÓN. Según la Sociedad Española de Neurología, hasta el 30% de los ictus que se producen cada año pueden relacionarse con este factor. Si vives en una ciudad, pasea por las calles con menos tráfico, no hagas ejercicio cuando los niveles son altos y haz escapadas a la montaña.

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