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Doña Sofía: su preciosa relación con su madre, la reina Federica

La vida de la emérita ha estado determinada por el exilio que vivió la Familia Real griega y por la relación con su progenitora, que le inculcó el sentido del deber

La reina Sofía tenía una relación muy cómplice con su madre.

Jaime Peñafiel

En esta sección, Peñafiel analiza cada semana a los personajes más fascinantes del mundo del corazón y cuenta historias y anécdotas, muchas de las cuales vivió en primera persona.

El 23 de junio se estrenó en HBO Max la docuserie 'Sofía y la vida real"', en cuatro capítulos, dirigida nada menos que por David Trueba. Se trata, según el experto en cine Fran Chico, de un personaje cuyo papel siempre ha estado "supeditado a alguien, ya que ha sido hija de rey, hermana de rey, esposa de rey y, ahora, es madre de rey, abuela de futura reina", y cuya presencia ha sido una constante en las últimas décadas.

Yo puedo decir que hubo un tiempo en el que doña Sofía mandaba mucho en la Familia Real y también en la Zarzuela, hasta el punto de participar en reuniones de Estado en el despacho del Rey. Por eso se dice que siempre ha estado allí.

La pregunta que surge es de dónde le viene a la emérita el tesón, la perseverancia y la estoica capacidad de sufrimiento que ha ido cultivando a lo largo de los años.

Juan Carlos y Sofía se casaron en 1962.

Su madre, que le inculcó el sentido del deber y el amor por la política

Como nuestros lectores recordarán, este periodista ha venido abordando en las páginas de tu Revista Pronto la vida de Sofía en determinados momentos de su existencia, por lo que no es fácil descubrir algo nuevo en la apasionada y apasionante trayectoria de quien todavía es esposa del rey Juan Carlos.

Pero he buceado en su pasado para hablar, como dice la docuserie de Trueba, de su vida real. Y he hallado algunos datos curiosos y poco conocidos que ayudarán a comprender y explicar cómo se forjó su carácter, su sentido del deber y su profesionalidad. Entre estas circunstancias estarían el exilio, las terribles condiciones de vida de parte de su infancia y, sobre todo, la relación con su madre, que le inculcó el sentido del deber y el amor por la política.

Sofía tuvo una gran complicidad con su madre.

Es cierto que también se parecía a su padre, el rey Pablo, fallecido en 1964, de quien la propia Sofía me dijo: "Era un hombre templado, mesurado, más apacible y sereno que la reina Federica". Sin embargo fue esta última quien se convirtió en su consejera en los momentos difíciles.

Acompañada en su soledad por Irene

Sofía nació en su casa, en el barrio ateniense de Phychico, donde no estaría mucho tiempo. A lo largo de los años que vivieron fuera de Grecia tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial y durante el posterior exilio, cambió 22 veces de residencia. Y eso marcó el carácter de la pequeña Sofía, que en esa infancia de incertidumbre, lejos de su tierra y viviendo en condiciones paupérrimas, se convirtió en la gran protectora de su hermana Irene, quien, ahora, le devuelve aquella protección, acompañándola en su soledad en Zarzuela.

Pero, como he dicho, si una relación ha sido importante para ella, ésta ha sido la que tuvo con su madre, que ha estado plagada de anécdotas.

La reina Sofía, con su hermana Irene, compañera de su soledad.

Como la vez en que Sofía, siendo pequeña, entró en su habitación con rostro de preocupación, dando muestras de un carácter curioso, inquieto, que la ha llevado a plantearse siempre preguntas acerca de lo divino y lo humano. "Cuando la vi", contaba Federica en sus memorias, "me di cuenta de que tenía un problema. 'Mamá, el pope me ha dicho que Dios sopló sobre un trozo de barro y creó al primer hombre. Pero el profesor, en clase, dice que descendemos del mono. ¿Cuál de los dos dice la verdad?'. Y yo le dije que qué creía ella. 'Que descendemos del mono', me contestó".

Su gran apoyo tras las infidelidades de su marido

Doña Sofía y Juan Carlos quienes, ahora, van cada uno por su lado.

Sofía siempre fue la alegría de su casa y desde muy pequeña podía mantener largas conservaciones con su madre que las fueron uniendo cada vez más. Esa relación cómplice fue siempre muy sólida. Por eso, Sofía, buscando la paz tras una gravísima crisis matrimonial por una de las infidelidades de Juan Carlos, en enero de 1976, dos meses después de la coronación, voló sin decir nada a nadie y con sus tres hijos a Madrás (India), con su madre. Estuvo allí tres meses y se planteó no volver, pero Federica le obligó a retornar a España y enfrentarse a su deber como monarca de España.

Su papel de reina consorte y transmisora de valores a su hijo

La reina Sofía siempre ha sentido debilidad por su hijo.

A pesar de todo el dolor que le ha causado su matrimonio –he dicho en estas páginas que creo que un divorcio la liberaría de la tristeza–, Sofía se tomó muy en serio su papel de reina consorte, con agenda propia, y de transmisora de valores y enseñanzas al actual rey de España, Felipe VI.

"Mi vida, es la vida del rey. No tengo otra vida. Yo no tengo un estatus propio como reina. Lo mío es ayudar, lo mío es servir", diría en una ocasión. Aunque, he de decir que, a veces, ha antepuesto el papel de madre y de abuela al de Reina.