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¡Exclusiva! Jordi Évole: sus padres te cuentan cómo era de pequeño

Gonzalo y Antonia nos recibieron en su piso de Cornellà (Barcelona), muy orgullosos del trabajo periodístico de su hijo. Recuperamos este bonito reportaje para ti

A pesar de su fama, el periodista lleva una vida sencilla.

E.M

No hay duda de que el catalán, de 47 años, se ha convertido en un referente periodístico y que sus programas han marcado un antes y un después en el panorama informativo nacional. Sus incisivas entrevistas, incómodas para muchos de sus entrevistados, le han proporcionado récords de audiencia impensables. Entre las más recordadas están las de Nicolás Maduro, el comisario Villarejo, el cara a cara de Pablo Iglesias y Albert Rivera en un bar y, sin duda, la del Papa.

Es un cornellane?s de pro con Estopa y Montilla

Quisimos recorrer, como hizo él mismo en su último "Salvados", el humilde barrio donde creció y hablar con aquellos que lo conocen. Y, mira por dónde, sus padres fueron tan amables de hablar con Pronto. ¿Cómo no pregonar a los cuatro vientos lo orgullosos que están de él?

Cornellà de Llobregat es una de esas ciudades satélite de Barcelona fruto de la inmigración tras la Guerra Civil. Allí, Jordi Évole es ahora un cornellanés de pro junto con los Estopa y el expresidente de la Generalitat José Montilla. Todos saben quién es y dónde vivía de niño. "Por el barrio de San Ildefonso –nos cuentan–. Por aquella calle. Sí, sí, en aquel edificio".

El edificio de pisos donde residen los padres del comunicador, en Sant Ildefons.

"Nada de fotos, nos gusta el anonimato"

Llamamos al telefonillo del piso que el propio Évole había descrito en una entrevista en la que recordaba que "en casa de mis padres se abría la ventana de la galería y la puerta del balcón para que corriera el aire. Nunca hizo mucho calor en aquel 4º 4ª del barrio de Linda Vista. Lo que daba calor era el sofá. Tenía un tapizado infernal, era sentarte y empezar a sudar".

El presentador, de niño.

Una voz de mujer responde al otro lado y, tras presentarnos, dice: "Un momento, que hable con Gonzalo, mi marido". Al poco, la puerta se abre y me meto en el estrecho ascensor rumbo a la última planta. "Pero nada de fotos, nos gusta permanecer en el anonimato y Jordi también lo quiere así", puntualiza. Un cuadro de la plaza Mayor de Garrovillas de Alconétar, el pueblo extremeño donde nació Gonzalo Évole, preside la salita, y sí, ahí sigue el sofá que hacía sudar a Évole.

Gonzalo, el padre, nació en Extremadura pero se crió en Alforja, un pueblecito de Tarragona, desde los 6 años. Ahora tiene 79 y lleva ya tiempo jubilado. Trabajó como representante de muebles y es periodista aficionado. Hizo algunas colaboraciones para la revista "Destino" y en 1981 rodó el documental "Mi barrio", que utilizó su hijo en su último programa y en el que él aparecía de pequeño.

Un aplicadísimo Jordi Évole en 1981, protagonizando una película sobre su barrio rodada por su padre.

Antonia Requena, la madre, nació en un pequeño pueblo de Granada, Albuñán de Guadix. "Vine a Barcelona con 8 o 9 años y trabajé como charcutera en diferentes mercados municipales de Cornellà. El último aquí, en el barrio de San Ildefons", cuenta.

Gonzalo y ella se conocieron en Cornellà, se casaron y allí se quedaron para formar una familia con sus dos hijos: Lourdes, la mayor, que se dedica a la Educación Especial y que es "la auténtica crac de la familia", según el presentador. Cinco años después nació Jordi. Ahora tienen dos nietos, uno de cada hijo: el de ella ya tiene 20 años y Diego, el hijo del exconductor de "Salvados", de 14.

"Queri?a ser me?dico, pero se le paso? enseguida"

Antonia es la viva imagen de Jordi Évole, menuda y delgada, y de carácter desinhibido, afable, sonriente... Le encanta charlar y te coge del brazo para recalcar las frases importantes, aunque también tiene un punto de timidez que hace que se ponga colorada con cualquier cosa. Gonzalo tiene un punto irónico que le hace muy divertido, campechano, que diríamos ahora. Forman una magnífica pareja, esos dulces padres o abuelos que todos querríamos tener.

PRONTO: ¿Jordi siempre quiso ser periodista?

ANTONIA REQUENA: De niño quería ser médico. Decía que le gustaba eso de que le llamaran: "Doctor Évole, doctor Évole, acuda a quirófano". Pero se le pasó enseguida.

P: ¿Era buen estudiante?

A.R.: Fue a la guardería de las monjas de Betania, en la calle Buenavista, muy cerquita de aquí, donde pudo estar hasta los 6 años porque era de niñas. Luego estudió en el colegio Gaudí, también en el barrio, y de allí pasó al instituto Tecla Sala de L’Hospitalet de Llobregat, donde cursó BUP y COU. E hizo Comunicación Audiovisual en la Universidad Autónoma. Era muy bueno y muy responsable como estudiante. Fíjate que como aquí la fiesta mayor es en junio, y en plena época de exámenes, ponía excusas para no ir y seguir estudiando. Tampoco es que fuera muy de discotecas ni de estar por la calle, sólo jugaba a fútbol.

El colegio Gaudí de Cornellà, en el que estudió EGB.

P: ¿Cuáles son las comidas favoritas de su hijo?

A.R.: Le encantan los boquerones en vinagre, ahora ya no tanto porque son muy fuertes. Él no era de cocinar, pero sí entraba siempre en la cocina a ver qué preparaba, y ahora parece que le ha entrado el gustillo por los fogones. Le gustaba más la carne que el pescado y comía de todo, pero poca cantidad.

"De pequen?o era bastante vergonzoso"

P: ¿Alguna afición, aparte de ser forofo del Barça?

A.R.: La música. Llegó a ir al Conservatorio, pero al final lo dejó, se ponía muy nervioso. 

P: ¿Dónde iban de vacaciones? 

A.R.: A Alforja, con sus tíos paternos. Y una vez allí no quería volver a Cornellà y lloraba diciendo: "¿Por queeé?". Cuando Gonzalo cumplió 65 años, fuimos toda la familia a Extremadura y Granada para que conocieran la tierra de sus abuelos.

P: Y, de repente, el niño empieza a salir por la tele...

A.R.: ¡No lo sabíamos y ni lo vimos! Una amiga me paró por la calle y me dijo: "He visto un chico en la tele que es igual que tú y le ha dicho a Buenafuente de todo menos bonito". "¿Pero qué dices? Si mi hijo no sale por la tele", le contesté. Le llamé por la noche y me respondió con un "nada, mamá, cosas de Buenafuente. Serán un par de días".

Acababa de nacer el personaje del Follonero en el mismo programa donde Évole trabajaba como guionista. 

Se hizo famoso entre el público de Andreu Buenafuente como el Follonero.

Hacía ya años que había debutado en la radio con Manuel Segura en Carrusel Deportivo. Poco a poco le iban pagando por sus trabajos, "muy poquito, ganar no ganaba apenas, pero aprendió mucho –recuerda Gonzalo–. Y me decía: “Papa, no hace falta que me des la paga, ya me gano la vida”". Luego se fue a Reus y a la televisión local de Viladecans, donde coincidió con periodistas como Thais Villas y Samanta Villar. Y acabó en la productora El Terrat, con Buenafuente, donde surgió el papel que le daría la popularidad.

Évole había trabajado en Viladecans TV, donde coincidió con sus colegas Thais Villas y Samanta Villar.

P: ¿De niño era tan follonero? 

A.R.: Bueno, tenías que estar con cuatro ojos sobre él. Su hermana siempre tenía que llevarlo de la mano, lo cuidaba mucho, y se adoran. A veces se le escapaba, era un poco atrevido pero tampoco en exceso. Curiosamente, de pequeño era bastante vergonzoso.

P: Estarán orgullosos de hasta donde ha llegado su hijo...

A.R.: Claro, todas las madres estamos orgullosas de lo que hacen nuestros hijos. Tendría que haber más periodistas como Jordi.

P: ¿Ven todos sus programas? 

A.R.: Sí, aunque te reconozco que a veces me voy a la cocina porque no aguanto que se meta tanto con algunos entrevistados.

P: ¿Cuál les ha gustado más? 

A.R.: Soy de misa, así que está claro que el del Papa. No nos había dicho nada, nunca nos adelanta dónde va, pero sí nos había comentado que le gustaría entrevistarlos al Rey y a él. Pero esta vez sí nos llamó y nos dijo: "¿Sabéis dónde estoy? ¡En Roma! ¡Y nos acaban de decir que sí a la entrevista con el Papa!". Fue un momento increíble, el estómago me dio un vuelco....

"“Salvados” le ha quitado muchas horas de suen?o"

P: Jordi ha comentado que sufre una enfermedad rara, cataplexia, que provoca que se quede como dormido de repente. ¿Les preocupa?

A.R.: Yo creo que lo que le pasa es que él se ha quitado muchas horas de sueño y que se han de dormir. Han sido 11 años muy duros. 

A pesar de que las cosas le han ido bien, Jordi Évole no hace ostentación de ello y lleva una vida sencilla. Con su esposa, Ester Delgado, y su hijo, Diego, residen en la Colonia Güell desde el 2007, a unos 6 kilómetros de su Cornellà natal y a 20 minutos en coche de su productora, en Esplugues de Llobregat.

El presentador, de 44 años, conoció a su pareja, Ester Delgado, en la universidad. 

Jordi y ella se conocieron en la universidad. Ella es fotógrafa y se dedica a trabajos personalizados desde su web Pura Coincidencia, en la que destacan bodegones, retratos de niños... y alguna de un tal Jordi Évole.

La Colonia Güell es su oasis particular, rodeado de pinares y retirado del mundanal ruido. Allí lleva a su hijo al coLegio local y allí se reúne con su gente cuando no está de viaje por trabajo. "Lo veo algunas noches, viene con su esposa y los amigos", cuenta Samuel, del bar del Ateneo. Es el único famoso que vive en la Colonia, pero nadie le molesta ni le pide selfis por la calle. Además, posee otro chalet en Port de la Selva (Girona).