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El chef en la presentación del nuevo cepillo de Oral B.

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La televisión le ha dado a Jordi Cruz mucho más de lo que él esperaba cuando llegó a "MasterChef" la primavera de 2013. Gracias al programa ha dejado atrás su timidez y el público le ha revelado que es guapo, algo que asegura que antes nadie le decía. Jordi Cruz es uno de los jueces más exigentes y serios del programa, pero en las distancias cortas es cercano, franco y agradable.

PRONTO: En el programa, te gusta hacer el papel de duro.

JORDI CRUZ: Es una imagen que cultivé en las primeras ediciones de "MasterChef". Soy profesional y soy exigente porque también lo soy conmigo. Pero soy un tío al que le gusta pasárselo bien. Por eso quienes vienen a mi restaurante se van con una sonrisa.

El chef lo pasa genial con sus compañeros televisivos, Samantha Vallejo-Nágera y Pepe Rodríguez:

"Con nosotros, Verónica Forqué fue muy feliz"

P.: Jordi, ¿cómo viviste la terrible pérdida de Verónica Forqué y todo lo que se ha dicho contra el programa?

J.C.: Yo es que viví la experiencia con ella, y cuando estuvo con nosotros estuvo muy feliz. Yo sabía que se había separado y estaba más tristona, el COVID-19 nos ha jorobado a todos de un modo u otro y la veía con ese toque. A partir de ahí vi una muy buena profesional que en algún momento se ponía más loquita, más caótica, pero cuando las cámaras nos grababan estaba normal, divertida y estupenda. Lo pasó muy bien. Tres meses después de grabar nos enteramos de la noticia y nos quedamos helados, fue muy triste. Pero las tonterías que se han dicho son para alucinar.

P.: Se ha hablado de la presión del programa...

J.C.: No, qué va. ¿Que en los exteriores se le iba la pinza? Sí, porque los exteriores son muy locos y divertidos. Dijeron que ella dejó de grabar porque estaba mal, ¡pero dejó el programa porque tenía COVID-19!

Jordi Cruz se despidió de Verónica Forqué, fallecida el pasado 13 de diciembre, con estas palabras:

Jordi Cruz sobre su paternidad: "Las cosas pasan cuando tienen que pasar"

P.: Con los niños especialmente tenéis mucho cuidado, incluso a la hora de juzgar.

J.C.: A veces me riñen porque les hablo como adultos, pero es que cocinan como adultos. Recuerdo uno con una olla al que fui a echarle una mano, y me dijo: "No te preocupes, si me quemo, aprendo".

P.: ¿Tienes muy despierto el instinto paternal?

J.C.: Sí, me gustan los pequeños. Y seguramente sería un buen padre porque daría a mi hijo una educación muy equilibrada, de saber lo que es ganarse el pan. Le prepararía para la vida, pero con guasa.

P.: ¿Te gustaría ser padre pronto?

J.C.: Las cosas pasan cuando tienen que pasar.

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