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El padre Ángel y sor Lucía Caram: su lucha por levantar un hospital en Ucrania

El objetivo de los dos religiosos es que empiece a funcionar dentro de dos meses

El Padre Ángel y Sor Lucía Caram

Nereida Domínguez

Se acaban de cumplir 12 meses desde la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Una guerra que, lejos de llegar a su fin, sigue dejando víctimas, bombardeos y destrucción. Mensajeros de la Paz y la Fundación del Convento de Santa Clara, presididas por el padre Ángel y sor Lucía Caram, respectivamente, continúan sumando fuerzas para mejorar la vida de los damnificados por este conflicto bélico.

A la acogida de refugiados y el envío de ayuda humanitaria se suma ahora otra iniciativa: construir un hospital de campaña para atender, de manera provisional e inmediata, a los heridos de guerra. #RetoHospitalDeCampaña es un proyecto de ayuda humanitaria que pretende salvar vidas y que ha llevado, de nuevo, al padre Ángel y a Lucía Caram a Ucrania (para ésta última es la 16ª vez que viaja a ese país desde que estalló la guerra).

Hablamos con ambos religiosos de este proyecto y con un joven soldado ucraniano que se recupera en Barcelona de una grave herida de guerra.

Sor Lucía Caram vuelve a Ucrania, donde ya ha estado 16 veces desde el inicio del conflicto.

"Se podrán hacer 20 operaciones al día"

PRONTO: ¿Cómo surge la idea de montar un hospital de campaña?

LUCÍA CARAM: En el último viaje que hicimos a Kiev visitamos un hospital y conocimos a muchos heridos, tanto civiles como militares. Todos nos pedían que montáramos un hospital de campaña. Ucrania se desangra, ha perdido una generación y sigue sumando niños huérfanos y viudas. La intención es conseguir que en dos meses esté listo el hospital de campaña, que cuesta 2 millones de euros y permitirá llevar a cabo unas 20 operaciones quirúrgicas al día. Vuelvo a Ucrania con el padre Ángel, somos una pareja de hecho, ja, ja, ja.

PADRE ÁNGEL: Es vital este proyecto para evitar amputaciones en las personas heridas. Así como en Turquía lo importante eran los bomberos, para rescatar a la gente, en Ucrania, lo urgente es el material sanitario. El hospital de campaña podrá atender a unas 200 personas.

El padre Ángel acaba de regresar de la zona afectada por los terremotos de Turquía.

P.: No es la primera vez que vais a Ucrania, y el conflicto se ha recrudecido. ¿Tenéis miedo?

L.C.: No. En cambio, tengo mucha fuerza, la que me dan todos los ucranianos. Cada vez que salgo del país, digo: "Puedo hacerlo. En cambio, muchos no pueden salir de allí". Soy una privilegiada.

P.Á.: Yo tampoco tengo miedo, porque he estado en muchas guerras y conflictos. Sí, he vivido situaciones difíciles, como el terremoto que me pilló en Turquía. Mis pies temblaron y el edificio parecía que se caía. Temí más por los que estaban allí que por mí. Sigo sin entender que nos queramos matar. Podemos no entendernos, pero no llegar a ese extremo.

Sor Lucía con soldados ucranianos.

"Maldita la guerra y malditos quienes la han proclamado"

P.: Se cumple un año de la guerra. ¿Qué balance harías?

P.Á.: Desastroso. Maldita la guerra y malditos quienes la han proclamado y no son capaces de que acabe. En este conflicto, hemos perdido todos. Aun así, hay una cosa positiva. La guerra solamente la ha apoyado el invasor, Rusia. El resto de países, no. Vamos todos a una y eso es bonito. Incluso hemos visto al Papa llorar, algo que me conmovió.

P.: Te reuniste hace poco con él.

P.Á.: Sí, estuve con él en diciembre. Francisco es un gran tipo. Humano, y me atrevo a decir que casi divino. El Papa habla de cosas urgentes e importantes, como la paz en la Tierra, y se preocupa mucho por los invisibles y la gente marginada. Tiene los pies en la Tierra y una fuerza inmensa. Él sigue muy preocupado por Ucrania y creo que no duerme muchas noches.

P.: Ahora mismo, ¿cuáles son las ayudas que más necesita ese país?

P.Á.: Sanitarias, sin duda. Sigue habiendo muchos heridos y mucha hambre. Hay miles de familias separadas y muchas viudas. La familia está desarraigada. Cuando llegan a España, están felices, pero todos piensan en volver, porque allí tienen a los suyos.

El padre Ángel supervisando los paquetes de ayuda humanitaria destinados a Turquía.

"No podemos olvidar ni a Turquía ni a Siria"

P.: Acabas de estar en Turquía, devastada por los terremotos.

P.Á.: Sí, fui con los bomberos y con material sanitario y abrigos. Más que comida, lo más importante era protegerse del frío. Turquía estaba derruida, olía a muerte y había cadáveres. Vi cómo rescataban a un niño de 12 años de los escombros. Ahora queda reconstruir el país, como ocurre con Siria, que también está sufriendo las consecuencias del seísmo. Tenemos previsto hacer un corredor humanitario y enviar material sanitario a ese país.

P.: Estás en los dos frentes: por un lado, Ucrania, y, por el otro, Turquía y Siria.

P.Á.: Sí. Yo creo que no hay que abandonar nada. No podemos olvidarnos de Ucrania, pero también hemos de estar con Turquía y Siria.

Cuatro soldados ucranianos heridos que se recuperan en España y la madre de uno de ellos. A Serhii, de 22 años, le amputaron una pierna.

"Me atendieron en primera línea del frente"

En la presentación del proyecto, los religiosos estuvieron acompañados por cuatro soldados ucranianos, que están recuperándose de heridas graves, y la madre de uno de ellos. A Serhii, de 22 años, le tuvieron que amputar la pierna derecha. Fue trasladado a España en abril del año pasado y, tras someterse a varias operaciones, sigue con su recuperación.

P.: ¿Qué te llevó a luchar?

SERHII: El deseo de defender mi tierra, que estaba siendo atacada por los rusos.

P.: Cuando resultaste herido en un ataque, ¿imaginabas la gravedad?

S.: Sí. En ese momento fui consciente de ello. Me trataron allí, en primera línea del frente, como a otros muchos compañeros. Había muchos chicos de mi edad luchando.