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Rocío Jurado, la intensa vida de la "señora" de la canción

Considerada 'la más grande', la artista de Chipiona, pasó los últimos años de su vida luchando contra el cáncer y nunca podría haber esperado la guerra que estallaría en su familia tras su muerte

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Rocío Jurado dando una rueda de prensa para hablar sobre la grave enfermedad que sufría.

Ivonne García

Maria del Rocio Trinidad Mohedano Jurado nació el 18 de septiembre de 1944 en Chipiona (Cádiz). Su padre, Fernando, era zapatero y su madre, Rosario, provenía de familia campesina y se dedicó al cuidado de sus tres hijos: Rocio, Amador y Gloria.

De origen humilde, en casa de los Mohedano siempre hubo gran afición por el cante. "Mi abuela cantaba con muy poquita voz, pero con muchísimo arte. Mi madre, que tenía una voz hermosa y potente, era una fanática de la copla española y mi padre era un purista del flamenco", explicaría años más tarde en una entrevista.

Apasionada por el mar, las películas de Esther Williams y las "pringas", Rocio fue un auténtico torbellino en su infancia y enseguida dio muestras de tener una gran voz. En su pueblo la apodaban "la Mohedanita" y sus primeras lecciones de canto las recibió de una monja de su colegio, la Divina Pastora, donde hizo primaria y cantó en el coro. Su primera actuación fue en la iglesia de la Virgen de Regla, patrona de Chipiona.

El durísimo golpe de la muerte de su padre

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Rocío Jurado tenía una belleza innegable.

Su vida transcurría con estrecheces económicas, pero en un clima de felicidad porque sus padres se querían mucho. Sin embargo, cuando tenía 12 años, falleció su padre por una otitis mal curada. "Su muerte fue para mí el derrumbe. Hasta entonces mi idea del mundo era muy rosa, pero al morir él se acabó todo, absolutamente todo".

Con el desaparecido cabeza de familia, su madre y ella se pusieron a trabajar para sacar adelante a la familia. Se trasladaron a vivir a casa de la abuela materna, Rocío, una mujer por la que la cantante siempre sintió una admiración sin límites.

Trabajó en el campo y como costurera, pero no podía quitarse de la cabeza que su vocación era cantar, ser artista. Pasaron dos años hasta que ocurrió "el milagro". A una tía suya la operaron en Sevilla y ella y su madre fueron a verla. Allí, Rocío se encontró con un amigo del pueblo que tenía una prima en Radio Nacional haciendo un concurso para cantantes noveles.

Se presentó y ganó a sus rivales, llevándose un premio consistente en una botella de gaseosa y 200 pesetas. Animada por aquel triunfo, se presentó a la final y volvió a ganar. "Me dieron de premio unas medias de nailon, un corte de tela para un vestido, una combinación y 200 pesetas con las que me compré unos zapatos. Al volver a Chipiona estaba loca de contenta y con el veneno de que quería ser artista en todo el cuerpo. Mi abuelo se enfadó mucho y me dio unos azotes. Para él ser artista era algo desconocido y nada bueno. Y lo malo es que esa era la opinión de toda la familia". Pero no se dio por vencida.

En huelga de hambre para poder ser artista

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La artista de Chipiona, con uno de los muchos premios que ganó a lo largo de su carrera.

Al poco tiempo, cantó en una fiesta y un abogado grabó la actuación. Luego le escribió para decirle que en Televisión Española le querían hacer una prueba. Como su familia le prohibió viajar a Madrid, se declaró en huelga de hambre. Aguantó siete días sin comer hasta que su abuelo consintió en dar su autorización.

Así, en 1959, Rocío Jurado y su madre se fueron a la capital. Pero el éxito iba a tardar un poco en llegar. Cuando las 8.000 pesetas prestadas por su abuelo se agotaron y se acumulaban las deudas, Rocío consiguió su primer trabajo como artista en el tablao El Duende. La contrató Gitanillo de Triana para cantar y bailar, con un sueldo de 300 pesetas diarias, cantidad que a la chipionera le parecía una fortuna.

En El Duende era una más, pero muy pronto su fuerte temperamento en el escenario y su prodigiosa voz iban a hacerla destacar. Tras algunos meses, entró en otro conocido tablao madrileño, Los Canasteros, cuyo dueño era Manolo Caracol. Un día, a través de una amiga, Rocío pudo conocer a doña Concha Piquer, por la que sentía una gran admiración. Cuando le dijeron que cantara para ella, la Jurado interpretó dos temas de la cupletista. "Tú llegarás a donde quieras porque tienes una bonita cara dura. Artistas consagradas jamás se han atrevido a cantar una sola de mis canciones y tú, que acabas de llegar del pueblo tienes la osadía de hacerlo en mi cara", le dijo.

Sus problemas de salud le pasaban factura

Tras sus primeros pasos en tablaos y algunas actuaciones como solista, en 1962 le propusieron participar en 'Los Guerrilleros', una película dirigida por Pedro L. Ramírez y protagonizada por Manolo Escobar, quien más tarde la contrataría para su espectáculo 'Pregón de amores'.

Ese mismo año, uno después de que Rocío hubiera ganado el Primer Festival de Arte Flamenco de Huelva, volvió a repetir en cine con 'En Andalucía nació el amor', de Enrique Eguiluz, y firmó un contrato con la casa discográfica Columbia para grabar sus primeros singles. Rocío estaba encantada. Lo único que no funcionaba del todo bien era su salud: sus alergias empezaron a manifestarse y los espesos maquillajes de la época le manchaban la piel y le provocaban hinchazones que le afectaban al rostro, las piernas y las manos. También se le detectaron problemas de hígado y su madre, que siempre estaba a su lado, tuvo que extremar los cuidados con la dieta reduciendo las grasas.

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Rocío Jurado junto a sus amigas Carmen Sevilla y Massiel.

'Pasodobles', su primer gran triunfo

En 1966 se colocó por tercera vez ante las cámaras de cine para 'Proceso a una estrella', dirigida por Rafael Salvia, y un año más tarde, fue elegida Lady España. En 1969, cuando ella contaba 25 años y su nombre empezaba a ser conocido, tuvo su primer gran éxito: el espectáculo 'Pasodobles', con canciones de Quintero y Quiroga, que se estrenó en el madrileño teatro de la Zarzuela.

Público y crítica coincidieron en que había nacido una nueva estrella de la canción folclórica española. Aquel triunfo le dio un sitio entre los grandes de la canción española y le permitió comprarse un piso en la calle Núñez de Balboa.

A partir de entonces, la canción y el cine se la disputarían en España y América. Su trabajo como actriz fue disminuyendo conforme aumentaba su éxito como cantante. Protagonizó 'Una chica casi decente', de German Lorente (1971), 'La querida', de Fernando Fernán Gómez (1975), 'Sevillanas', de Carlos Saura (1992), y 'La Lola se va a los puertos', de Josefina Molina (1993), su último trabajo en la pantalla grande.

En 1970, Rocío había grabado para TVE 'Lola la picara' y, desde entonces, empezó una etapa artística con grandes éxitos musicales junto con el compositor Manuel Alejandro. De esta unión artística nacieron canciones tan populares como 'Si amanece...', 'Lo siento mi amor', '¿A que no te vas?' y 'Sevilla mora'. Conforme pasaban los años la delgada figura de Rocío fue cambiando, dibujándose una figura con exuberantes curvas que ella remarcaba con escotes que desataban, por igual, admiración y escándalo.

Boda con el famoso boxeador Pedro Carrasco

Aunque estaba centrada en su carrera y había rechazado a muchos hombres por su vocación artística, Rocío se enamoró de Enrique García Vernetta, un joven relacionado con el mundo del espectáculo. Siete años después, sin embargo, sus planes de matrimonio se rompieron cuando, tras una velada pugilística en el Palacio de Deportes de Madrid, conoció al boxeador Pedro Carrasco.

Se enamoraron al instante y el 21 de mayo de 1976, la pareja contrajo matrimonio en el Santuario de la Virgen de Regla. El 29 de mayo de 1977 la cantante dio a luz a una niña, Rocío, pero la alegría de su maternidad se vio oscurecida en 1978, cuando, tras una corta enfermedad, Rocío perdió a su madre, una de las personas más importantes de su vida.

La cantante se deprimió, pero su carrera profesional era ya tan imparable que le ayudó a seguir adelante. En 1979 sacó al mercado el disco 'Señora', que supuso su plenitud artística. Dos años después grabó 'Como una ola', cuya canción del mismo título la encumbró.

En 1986 obtuvo otro gran éxito de la mano de Manuel Alejandro con el elepé 'Paloma brava' y en toda su carrera se cuentan una veintena de discos. Años antes, en la década de los 70, Rocío tuvo que enfrentarse a un problema grave de salud ya que sufrió unos nódulos en la garganta que la apartaron de los escenarios más de seis meses. En el 76 una fuerte hemorragia estuvo a punto de costarle la vida.

Su marido, jubilado del boxeo, estuvo siempre a su lado. Otro duro contratiempo sucedió en el verano de 1981. La cantante se quedó de nuevo embarazada, pero a los dos meses perdió el bebé.

Conoció a Ortega Cano en la sala de espera del médico

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Ortega Gano y Rocío Jurado, el día de su multitudinaria boda.

Aunque en su vida personal Rocío Jurado pasaba por un momento bajo, en lo profesional el éxito se había ampliado a todo el mercado americano, incluyendo presentaciones en Nueva York, Miami y Las Vegas. Sus continuos desplazamientos le obligaban a estar separado de su familia muchas veces y, en 1984, comenzaron a oírse rumores de distanciamiento entre Pedro Carrasco y ella.

Estos rumores eran ciertos. Cuatro años después, la unión de la cantante y el boxeador se fue a pique y ambos optaron por separarse de mutuo acuerdo. Poco después, se relacionó sentimentalmente con el piloto José Antonio Revuelta. Otros nombres surgirían después, como el deportista Miguel Ocón, pero ninguno llegó a ser tan importante para la artista como José Ortega Cano. Todo cambió en el verano de 1992, cuando Rocío se encontró, en la sala de espera de un médico endocrino, con el torero cartagenero José Ortega Cano, nueve años más joven que ella.

Se vieron unos días más tarde y, el 13 de agosto, el diestro asistió a su actuación en el espectáculo 'Azabache', en el que Rocío actuaba con otras grandes de la canción: Imperio Argentina, Nati Mistral y Juanita Reina.

En noviembre, la Jurado confesó públicamente que estaba enamorada. Tras conseguir la anulación eclesiástica de su primer matrimonio, el 17 de febrero de 1995 se casaron en 'Yerbabuena', la finca sevillana de la cantante. Ese año, obtuvo la Medalla de Oro al Mérito en Bellas Artes.

En la pareja adoptó a los niños colombianos José Fernando y Gloria Camila, de cinco y cuatro años.

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El matador y la cantante junto a sus hijos, Gloria Camila y José Fernando.

Los disgustos de los años adolescentes de Rociíto

Su carrera, siempre con su hermano Amador como manager y con Juan de la Rosa como fiel secretario personal, estaba más que consolidada. Aunque comenzó a encontrarse con problemas familiares. Quizás los más difíciles de sobrellevar se los dió su hija mayor, Rociíto, que a los 17 años se enamoró de un joven guardia civil, Antonio David Flores, de 19.

Famosa desde la cuna, voluble y caprichosa, Rocío Carrasco se fue a vivir con su novio, destinado en Argentona (Barcelona), en cuanto cumplió la mayoría de edad. Como sus padres se oponían firmemente a la boda, encontró el modo rápido de llegar al altar: se quedó embarazada.

Así, Rociíto y Antonio David se convirtieron en marido y mujer el 31 de marzo de 1996 en 'Yerbabuena'.

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La cantante, en la boda de su hija con Antonio David.

Siete meses después nacía la primera nieta de la cantante, Rocío, y en diciembre del 97, un nieto: David. Pero para entonces las desavenencias del joven matrimonio ya eran públicas y se agudizaron cuando la pareja se instaló en Madrid en la casa de Rocío Jurado y Ortega Cano.

En septiembre de 1999, la pareja se separó e inició una "guerra" en televisiones, revistas y juzgados. Las cosas se complicaron cuando Rociíto se emparejó con Fidel Albiac, novio de una amiga y, en febrero de 2000, tuvieron un accidente de coche en el que la joven casi pierde la vida.

En enero de 2001, la cantante sufrió un duro golpe con la inesperada muerte de Pedro Carrasco, con el que siempre mantuvo la amistad.

El cáncer de páncreas acabó con su vida

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Rocío Jurado, junto a Ortega Cano, el día que reunió a los medios de comunicación en su casa para hablar del cáncer que padecía.

Feliz con su carrera profesional, su matrimonio con Ortega Cano y sus tres hijos, en julio de 2004, mientras disfrutaba de unos merecidos días de descanso, comenzó a sentir un fuerte dolor abdominal y decidió acudir al médico. Allí comenzó su odisea.

Poco después, el 2 de agosto era intervenida durante más de 8 horas. Su hermano, Amador Mohedano, explicó que “Le han quitado la vesícula y las obstrucciones que tenía en las vías biliares”.

El 17 de septiembre abandonaba el hospital acompañada de su hija, Rocío Carrasco y su marido, y se trasladaba a su casa de La Moraleja para continuar con su recuperación.

Poco tiempo después, la cantante reunió a los medios de comunicación en su casa y confesó que padecía cáncer de páncreas y que iba a viajar a Houston para que la tratasen. "El doctor norteamericano Thomas Brown ha visto el informe y ha dicho que el tumor se eliminó en la operación, pero que hay que seguir un tratamiento que durará unas seis semanas".

Tras su duro tratamiento en Estados Unidos, la cantante regresó a España para protagonizar 'Rocío Siempre', en Televisión Española. Poco después, volvió a cruzar el charco para someterse a una nueva intervención.

El 23 de marzo de 2006 regresó definitivamente a España, donde sufrió varias recaídas. El jueves 8 de abril recibía el alta y parecía que se había recuperado, pero la madrugada del uno de junio, el doctor Alejandro Domingo comunicó y certificó su muerte. Tenía solamente 61 años.

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