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Paloma ha mantenido la sonrisa a lo largo de todo este duro proceso.

Paloma ha mantenido la sonrisa a lo largo de todo este duro proceso.

A.L

Un libro de autoayuda, unas amigas fieles, dos hijas que la adoran, importantes proyectos profesionales... En definitiva, Paloma Cuevas ha iniciado una nueva vida sin Enrique Ponce, marcada por la esperanza y la ilusión.

Cuenta Mercedes, una de sus íntimas, que Paloma “afronta el futuro con confianza y fortaleza, sin mirar atrás, curada de males y volcada en la gente que la quiere. No le gusta la exposición tan mediática de su exmarido y su novia, tanta carantoña pública innecesaria, pero le duele más por sus hijas que por ella misma. Enrique no quiere darse cuenta del daño que les hace a sus niñas, la mayor no quiere ver a la pareja de su padre ni en pintura y ya se lo hizo saber en el pasado. Se considera engañada por él y no le perdona el dolor que le ha causado a su madre”.

Todavía no han firmado los papeles del divorcio

La pregunta, más allá de cómo está Paloma, es por qué el torero y ella aún no han firmado los papeles del divorcio, cuando todo está ya dicho entre ellos. Un pabellón de caza con un millar de trofeos cinegéticos tiene la culpa.

El pabellón de la polémica se encuentra dentro de la finca jienense en la que el matrimonio convivió con sus dos hijas hasta mayo del 2020, cuando salió a la luz el idilio de Ponce con Ana Soria. Cabezas de toros, elefantes, ciervos, leopardos, leones, elefantes... que demuestran el extenso currículum cazador del diestro, quien pretende que su ex le conceda una servidumbre de paso dentro de la propiedad para acceder al pabellón, solo o en compañía de amigos.

El lugar se encuentra muy cerca del cortijo en el que, presumiblemente, habitarían Paloma y sus hijas, y a la primera no le hace ninguna gracia ver por allí a la pandilla de su ex ni a su novia.

Una posibilidad sería que se trasladaran los trofeos a otro lugar, pero sería una mudanza casi imposible por el volumen de las piezas, por lo que pocas opciones quedan.

Diseñadora de joyas y de vestidos de fiesta

Aunque le está costando dejar atrás 25 años de vida en común con un mismo hombre, la cordobesa está sobreponiéndose a los reveses de la vida y está dispuesta a triunfar con dos proyectos muy importantes inspirados en el diseño, que se unen a su importantísimo papel como administradora de los negocios paternos.

Paloma Cuevas con su padre, que ha estado hospitalizado.

Paloma Cuevas con su padre, que ha estado hospitalizado.

El primero, una colección de collares, anillos, pendientes... de la mano de su intimísima Cristina Yanes; y el segundo, una elegante línea de trajes de fiesta y de noche, en colaboración con una conocida empresaria de vestidos de novia.

Desde el estudio de diseño de la barcelonesa nos llegan noticias de que “Paloma es una mujer muy emprendedora, se involucra totalmente en los diseños y ofrece ideas muy interesantes. Su colección va ser un bombazo y la vamos a poner a la venta en nuestras tiendas españolas y del extranjero”.

Aún no están a la venta y ya son muchas las clientas que se han interesado por ellos. Conocen el exquisito gusto y la elegancia de Cuevas y saben que es una apuesta segura. Pero habrá que esperar hasta finales de año o principios del que viene para verlos.

Sus amigas, su paño de lágrimas

En lo personal, Paloma se ríe de los rumores que la emparejan con otros hombres como el doctor Villamor. Y no es que esté cerrada al amor, pero no a corto plazo. Sus cariños se vuelcan en sus hijas y sus padres, y sus afectos en su pandilla de fieles amigas, “Las perezas”, entre las que se encuentran Margarita Vargas, Genoveva Casanova, Paula Echevarría, Patricia Cerezo, Lydia Bosch, Fiona Ferrer, Estrella Morente... Ellas han sido siempre su paño de lágrimas.

El torero se niega a que las niñas vivan lejos de él

Y veremos si, finalmente, decide irse con sus hijas a vivir al extranjero. República Dominicana, Mexico y Miami se barajan como posibles destinos. Claro que tendría que contar con el visto bueno de Enrique Ponce quien, como nos cuenta Manuel, uno de sus amigos, “no quiere tener lejos a las niñas. Lo que parecía un divorcio de mutuo acuerdo se complica. Hay algunos flecos sin resolver. Por eso, Enrique duda en firmar los documentos que le convertirían en un hombre libre”.

Otra fuente cercana al diestro, no obstante, revela que “no está muy claro que Enrique esté por la labor de darle pronto el “sí, quiero” a Ana. Es feliz a su lado, no cabe la menor duda, vive un amor casi juvenil, pero plantearse un nuevo matrimonio este mismo año no creo que entre dentro de sus planes”.

Mientras él decide si le compra o no el anillo a su joven amor, Paloma ha tomado las riendas de su nueva vida. Sin el padre de sus hijas y sin su otrora amor, pero con muchísimas ganas de volver a sonreírle a la vida por ella y por sus hijas.

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