Menopausia: resuelve todas tus dudas
Conoce los síntomas más comunes de la menopausia y cómo afrontarlos con hábitos saludables, tratamientos y una actitud positiva hacia esta etapa

La menopausia sigue siendo una gran desconocida y está rodeada de falsos mitos. Según la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM), el 60% de las mujeres presentan síntomas, pero solo el 16% consulta con un profesional.
Afortunadamente, cada vez se habla más de este tema y de cómo afrontarlo para mejorar la calidad de vida.
Conocer los síntomas mejora la salud y el bienestar

A los 51 años, casi la mitad de las mujeres españolas entran en la menopausia. Esto significa que, como la esperanza de vida en nuestro país supera los 80 años, muchas pasarán más de un tercio de su vida en esta etapa. Sin embargo, sigue siendo un tema tabú y muchas mujeres no se atreven a consultar los síntomas, que afectan en muchos casos a la calidad de vida.
Los más comunes son los sofocos, el insomnio, la sequedad vaginal, el aumento de peso, el colesterol alto, los cambios en el estado de ánimo, la osteoporosis y la llamada “niebla mental”.
Los sofocos, que afectan al 80% de las mujeres, pueden aliviarse con ejercicio regular, tomando bebidas frescas y evitando el alcohol, la cafeína y el tabaco.
El insomnio, que afecta a casi la mitad de las mujeres, mejora con rutinas de sueño estables, ejercicio físico y evitando pantallas o cenas copiosas antes de dormir.
El síndrome genitourinario, que causa sequedad vaginal o molestias al orinar, puede tratarse con lubricantes, ejercicios de Kegel o terapias locales con estrógenos. Además, tecnologías como el láser vaginal o la radiofrecuencia ayudan a regenerar el tejido de la zona.

Durante esta etapa también es frecuente el aumento de peso debido a la ralentización del metabolismo. Para controlarlo se recomienda una dieta rica en vegetales, cereales integrales y grasas saludables, junto con ejercicio físico al menos tres veces por semana.

En la actualidad, los tratamientos de la menopausia son cada vez más personalizados. Existen terapias hormonales adaptadas a la edad, los síntomas y los riesgos de cada mujer, así como alternativas no hormonales para los sofocos. Los parches y geles transdérmicos han demostrado menos riesgos que las pastillas orales.
Por otro lado, en esta etapa las revisiones ginecológicas siguen siendo fundamentales para controlar los síntomas, prevenir enfermedades y ajustar los tratamientos.
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