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En este capítulo, contamos cómo se conocieron Rocío y Fidel.

E.M

Para la protagonista de este serial, Rocío Carrasco, la llegada del nuevo milenio supuso un punto y aparte en su vida. Y en su caso no fue apocalíptico, sino todo lo contrario. Pero, vayamos por partes.

La adopcio?n de sus hermanos y su miedo a no tener cerca a su madre

Después de que su matrimonio con Antonio David se fuera a pique en 1999 y en medio de la tormenta que supuso su separación, su madre, Rocío Jurado, y su segundo esposo, José Ortega Cano, culminaron el proceso de adopción de sus dos hijos, Gloria Camila y José Fernando, cuando la niña tenía 3 años y su hermano, 6. Esa feliz noticia llegaba en un momento delicado en la vida de Rociíto, porque, en medio de su ruptura, necesitaba más que nunca el apoyo y la fuerza de su madre para hacer frente a su fracaso matrimonial y para luchar en aquel proceso de separación por sus dos hijos, Rocío y David.

La hija de la Jurado tuvo un proceso de separación muy mediático.

No hay que olvidar que cuando su exmarido salió del chalé de La Moraleja, donde se habían instalado a su regreso de Argentona (Barcelona), su existencia fue un tormento, sobre todo los fines de semana que se quedaba esperando a que Antonio David le devolviese a sus hijos, los domingos al anochecer. El sufrimiento por aquel fracaso y el dolor al darse cuenta de su error de juventud, que iba a pagar toda la vida, eran insoportables.

Un accidente que sirvio? para unirlos

Y, lógicamente, la adopción y el sueño cumplido de La Más Grande de volver a ser madre al lado de Ortega Cano iba a llenar cada minuto de su vida robándole tiempo –eso temía Rociíto– para estar con ella apoyándola en aquellos momentos. A pesar de eso, la joven siempre ha dicho que nunca tuvo celos de sus hermanos porque siempre se sintió querida por su madre. Y hasta ha asegurado que se alegró de aquella adopción, porque la llegada de Gloria Camila y José Fernando fue un motivo de alegría para todos, incluidos sus hijos, Ro y David, que desde el principio mantuvieron una relación muy cariñosa con sus jovencísimos tíos. 

Una imagen del Rocío del 2003, con José Ortega Cano, Rociíto y Fidel, Rocío Jurado, José Fernando, Ro y Gloria Camila. 

Es más, recientemente, en la serie documental sobre su vida, reveló algo que hasta ahora no se sabía. Y es que debido a las edades de Rocío Jurado (55) y José Ortega Cano (46), necesitaron la firma de una persona mayor de edad que pudiera responder por los niños si, en el futuro, sus padres faltaban o no podían hacerse cargo de ellos. ¿Y quién firmó esos papeles? Pues fue Rocío Carrasco.

Sin embargo, a pesar de sus palabras y de sus actos, sus ojos traslucían un profundo pesar, un cansancio casi vital que parecía dominar, a ratos, toda su existencia. Ella decía que esa sombra y esa pesadumbre, que a veces se expresaba a través de sus gestos, era debida a que había vivido demasiadas cosas en muy pocos años. "Hay momentos en los que te
encuentras mejor y otros en los que te sientes peor. Y hay ocasiones en las que dices: bueno, ¡pero qué injusto es todo esto! ¿Y, por qué a mí?"
, reflexionaba la joven en voz alta refiriéndose a su matrimonio fallido.

Y entonces, en medio  de la bruma de aquellos pensamientos y los miedos que le asaltaban cada vez que sus hijos se iban con su padre, apareció Fidel en su vida. Y a Rociíto se le abrió el mundo porque, de una manera inexplicable, supo que estaba enamorada del futuro abogado. 

La pareja, con Rocío Mestre (exnovia de Fidel), que fue quien los presentó en Chipiona en 1999.

Y esta vez, de verdad. Sintió que, por fin, tras una infancia de ausencias, una juventud de incertidumbres y un matrimonio de espinas –las que le clavó Antonio David– había encontrado en Fidel el puerto en el que, siempre que la tormenta del miedo la golpeara, podría hallar refugio. No se equivocó y, como no se cansa de repetir: "Fidel es para mí la luz tras la oscuridad, es el responsable de mi felicidad. Sin él estaría hundida". 

Gracias a Fidel, Roci?o se siente mejor persona 

A su lado, Rocío volvió a la vida. Metafórica y literalmente. Porque había pasado un mes desde que se hizo pública su relación –con el inicio del nuevo siglo– cuando sufrieron un terrible accidente de tráfico el 12 de febrero del 2000. Rocío estuvo al borde de la muerte, pero cuando salió del hospital, apenas quedaban marcas de las heridas en su rostro, igual que, poco a poco, la pesadilla que había vivido con su ex se fue borrando de su mente. Aunque –todos lo sabemos– hay cicatrices que no se ven, pero se sienten.

La joven y Albiac, en el verano del 2000, cinco meses después de haber sufrido un accidente de coche.

Tras aquel accidente, además del cariño de sus padres para recuperarse, la joven Rocío contó con un aliado que es posible que llegara a pensar que no se merecía, agobiada por el sentimiento de culpa ante las equivocaciones que, por la mezcla de juventud y rebeldía, había cometido: el amor incondicional de un compañero, Fidel. El abogado no la dejó ni a sol ni a sombra mientras estuvo hospitalizada y también fue él quien, después, la ayudó a sanar las heridas de su corazón y de su alma.

Y en verano, cuando ella recibió el alta médica, los dos brindaron, felices, por haber sobrevivido al accidente. Las cosas que tiene la vida, ¿no? Porque, visto con la perspectiva que da el tiempo, aquel siniestro bien puede interpretarse como una metáfora de lo que iba a suceder con su amor –un amor accidentado–, que ha sido capaz de sobrevivir ante las adversidades, los golpes y las trampas, que muchos se han empeñado en poner en su camino. 

También se llevaba bien con la Jurado.

Perseguidos siempre por los rumores de crisis y de desavenencias entre Fidel y La Más Grande, Rocío siempre defendió aquella historia de amor y, cada vez que se tocaba el tema, insistía al decir que su madre y Fidel se entendían "muy bien". Su nuevo compañero velaba por ella, la cuidaba y la respetaba, algo que estaba a años luz de la vida que había tenido con su exmarido.

Así que, a veces, en tono de reproche y otras, de cansancio, preguntaba a todo aquel que dudara: "¿Puede haber alguna madre en el mundo que se lleve mal con una persona que ama tanto a su hija como Fidel me ama a mí?". La respuesta es probablemente que no. 

Rocío y Fidel con Ro en el 2011, cuando llevaban 11 años juntos.

Aunque, a aquellos que sigan dudando, a lo mejor les sirve recordar que María Teresa Campos –con quien Rocío trabajó en el 2001 en "Día a día"– y su hija, Terelu, siempre han defendido a Fidel, de quien dicen que es bueno, inteligente y con un gran sentido del humor.

Gracias a Fidel, Rocío asegura que es mejor persona, porque a su lado ha ido cambiando su carácter, visceral e impetuoso. Él le ha dado una tranquilidad que le ha servido para comprender que hay maneras más efectivas de tratar y solucionar los problemas que a golpe de impulsividad. "Tengo la suerte de haber encontrado un amor duradero. No hay receta para eso. Es amor, respeto y admiración por ambas partes", comenta Rocío acerca de su relación con el hombre que es su marido desde el 7 de septiembre del 2016. "El día más feliz de mi vida", señala siempre que lo recuerda. Y lo dice con una sonrisa que se le nota hasta en los ojos.

Rocío y Fidel se casaron el 7 de septiembre del 2016. 

En el siguiente capítulo, el destino iba a golpearla de nuevo con dos muertes terribles… ¡No te lo pierdas!