Michelle Obama se sincera sobre todas sus inseguridades
La ex primera dama de Estados Unidos revela en un libro de autoayuda las inseguridades que la han ido acompañando a lo largo de su vida

Michelle Obama impartiendo una conferencia.
Conquistó a los estadounidenses cuando su esposo llegó a la Casa Blanca porque, en cada una de sus apariciones, Michelle Obama desprendía naturalidad y una gran seguridad en sí misma. Sin embargo, la ex primera dama lidiaba entonces con un cúmulo de complejos e inseguridades que todavía siguen presentes en su vida.
Así lo confiesa ella misma en 'Con luz propia' (editorial Plaza y Janés), un libro de autoayuda que pretende dar herramientas a otras mujeres para encontrar la estabilidad.
Aunque Michelle asegura que ha aprendido a convivir con sus miedos de manera "cómoda", algo que recomienda a sus lectoras, revela que, a sus 58 años, su cerebro le sigue jugando malas pasadas.
"Le gusta verme débil. Tiene un fichero gigante, lleno a rebosar, con todos los errores y pasos en falso que he cometido en mi vida. [...] Por su culpa, odio cómo me veo a todas horas, pase lo que pase", relata.

Ha formado una bonita familia con Barack, pero su matrimonio también ha pasado por crisis.
Se alisó el pelo por el qué dirán
La esposa de Barack Obama estuvo acomplejada desde su infancia por su estatura (mide 1,70 metros). "Creó en mí una pequeña herida, un minúsculo núcleo de autodesprecio que me impedía abrazar mis puntos fuertes", afirma.
Ya de adulta, el pelo fue otro de los elementos que le causó inseguridad, motivo por el que escondió sus rizos durante su etapa en la Casa Blanca.
En el libro también confiesa que a lo largo de sus 30 años de matrimonio con Barack han acudido a terapia para superar algunas crisis y apunta cuál cree que es la receta de su estabilidad. "Mi marido y yo nunca hemos tratado de ser todo el uno para el otro en la vida, para asumir por nosotros mismos toda la carga del cuidado que cada uno requiere", afirma.